Cuando Kiev fue el escenario del 'partido de la muerte'

Una imagen del partido jugado en Kiev en 1942

Una imagen del partido jugado en Kiev en 1942

Javier Giraldo

Javier Giraldo

En junio de 1941, el ejército nazi invade Kiev. El club más popular de la ciudad, el Dinamo, anula su actividad: sus jugadores se van al frente, caen prisioneros o simplemente, vagabundean por las calles intentando sobrevivir. Nikolai Trusevich, el portero del Dinamo, fue de los que intentó buscarse la vida por las calles hasta que fue reconocido por Joseph Kordik, un checo de origen alemán que regentaba una panadería en Kiev. Futbolero y aficionado del Dinamo, Kordik acogió a Trusevich.

Le dio un empleo en la panadería y allí, entre harina y levadura, surgió la idea de reconstruir en tiempos de guerra la plantilla del Dinamo de Kiev para disputar algunos partidos amistosos. Las intenciones del panadero Kordik no eran precisamente altruistas: suministraba alimentos al ejército nazi y quería ganarse el favor del general de división Friedrich-Georg Eberhardt. Con la ayuda de Kordik, Trusevich logró reclutar a siete compañeros del Dinamo (Putistin, Kuzmenko, Goncharenko, Sviridovsky, Korotkich, Klimenko y Tyutchev).

Faltaban tres para formar un equipo: Balakin, Sukharev y Mielnik, que jugaban en el Lokomotiv de Kiev, también desmantelado, se unieron para formar un equipo nuevo, llamado FC Start. El panadero Kordik pensó que sería buena idea organizar partidos amistosos entre el FC Start y equipos surgidos del ejército nazi o de sus aliados. Por supuesto, con una buena comisión de por medio.

Las autoridades nazis le compraron la idea: cualquier ocasión era buena para demostrar la superioridad aria frente a unos jugadores exhaustos y mal alimentados, aunque Kordik había dado empleo a varios de los miembros del recién creado FC Start.

El primer partido enfrentó al FC Start con el Rukh, un equipo formado por jugadores ucranianos simpatizantes de Hitler. La goleada fue sonada, 7-0. Los jugadores del Start también tumbaron sin piedad a sus siguientes rivales, equipos de las guarniciones húngaras o rumanas, colaboradoras de los nazis. También a un equipo formado por jugadores reclutados del ejército alemán y al MSG Wal, un equipo profesional húngaro que viajó expresamente a Kiev para jugar sendos partidos.

El FC Start ganó los dos partidos: aquello empezaba a convertirse en un dolor de cabeza para el general de división Eberhardt. Había que encontrar a un rival en condiciones que pusiese en cintura aquellos rebeldes -y talentosos- ucranianos.

 “Soy el árbitro. Respeten las reglas y saluden con el brazo en alto”

El rival llamado a terminar con la racha de victorias del FC Start fue el Flakelf, el equipo de la Luftwaffe, la fuerza aérea del ejército nazi, al que se incorporaron varios futbolistas profesionales de Baviera. Pero el FC Start volvió a imponerse en el terreno de juego: 5-1. El partido se jugó el 6 de agosto de 1942. El equipo alemán pidió revancha para jugar tres días más tarde.

consejos para no emplearse a fondo

A ese partido, el que se jugó en el estadio de Kiev el 9 de agosto de 1942, se le bautizó como ‘el partido de la muerte’. Los jugadores del FC Start sabían que en aquellas circunstancias, lo mejor era dejarse ganar para aliviar el orgullo herido de los nazis. Habían recibido varios consejos para no emplearse demasiado a fondo.

Antes del partido, un oficial de las SS entró en el vestuario del FC Start. “Soy el árbitro. Respeten las reglas y saluden con el brazo en alto”. Pero mientras el Flakelf gritaba ‘Heil Hitler’ con el brazo en alto hacia la tribuna, los ucranianos del FC Start ignoraron las instrucciones del árbitro.

Algunas versiones cuentan que incluso se llevaron el brazo al pecho para gritar ‘¡Fizculthura!’ (viva el deporte). Las gradas del estadio Zenit estaban casi llenas: 2.000 espectadores, muchos de ellos soldados nazis, pero también algún ucraniano dispuesto a animar al FC Start.

El partido comenzó bronco, con una agresión a Trusevich, el portero del FC Start. Pero al descanso se llegó con 3-1 a favor de los ucranianos, más débiles físicamente pero también más talentosos que los alemanes. En el vestuario, los jerarcas nazis volvieron a aconsejar a los futbolistas del FC Start: por su bien, sería mejor que levantaran el pie del acelerador. Se cuenta incluso que un oficial de las SS fue tajante: “¡perded este partido o moriréis!”, gritó en el descanso.

Lejos de bajar el ritmo, el FC Start siguió a lo suyo, defendiendo su orgullo sobre el campo. Ya con 5-3 en el marcador, Klimenko incluso se permitió el lujo de regatear a varios rivales, plantarse en boca de gol y enviar el balón fuera mirando a la grada, un gesto absolutamente humillante para los jerarcas nazis. El partido acabó 5-3. “Entraron resignados a perder, temblando de miedo y de hambre, pero no pudieron aguantarse las ganas de ser dignos”, cuenta Eduardo Galeano en su libro ‘El fútbol a sol y sombra’.

El primero en caer fue Korotkich, que murió después de ser torturado pocos días después

Aún hubo tiempo para que el FC Start jugase un último partido, de nuevo ante el Rukh, el 16 de agosto. Se repitió la goleada (8-0), pero los jugadores del FC Start ya no volverían a jugar juntos. Dos días después de ese partido, la Gestapo acudió a la panadería de Kordik, donde arrestó a varios jugadores.

Circuló al principio una versión que apuntaba que los jugadores del FC Start que trabajaban en la panadería habían incrustado cristales rotos en el pan destinado a los alemanes, pero lo cierto es que los nazis los acusaron de pertenecer a la KGB, la policía secreta soviética que controlaba el Dinamo de Kiev antes de la invasión alemana.

korotkich, el primero en morir

El primero en caer fue Korotkich, que murió después de ser torturado pocos días después. El resto fueron enviados al campo de concentración de Syrec. Allí, Klimenko, Kuzmenko y el portero Trusevich fueron ejecutados en 1943, supuestamente por haber sido sorprendidos robando alimentos.  

Goncharenko y Sviridovsky lograrían escapar. Putistin y Tyutchev sobrevivieron hasta que los nazis abandonaron el campo de concentración y lograron reanudar sus carreras futbolísticas después de la guerra, aunque ambos murieron jóvenes. En realidad, todos los jugadores del FC Start sufrieron las consecuencias de aquel partido incluso años después, porque Stalin llegó a acusar a los supervivientes de colaboracionistas con el régimen nazi.

Los pocos que aún conservan una entrada de aquel partido de 1942 tienen derecho a un asiento gratuito de por vida en el estadio del Dinamo

El hijo de Putistin, Vladen, tenía ocho años en 1942 y ejerció de recogepelotas en ‘el partido de la muerte’. Recuerda cómo después del partido, los jugadores de ambos equipos se fotografiaron en un ambiente cordial, pero niega categóricamente que los jugadores del FC Start fuesen colaboracionistas, hasta el punto de que en 2012 demandó ante el Tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo a un diario ruso por insinuar que solo los jugadores que se prestaron a colaborar con los nazis se libraron del pelotón de fusilamiento.

el partido que inspiró 'Evasión o victoria'

A través de la memoria de algunos periodistas –como Petro Severov, que rescató la historia en 1958- y de jugadores como Goncharenko, el último en morir, en 1996, el ‘partido de la muerte’ ha llegado a nuestros días con una versión fidedigna de lo sucedido.

El partido inspiró varias películas. Primero en la Unión Soviética y en Hungría (‘El último gol’, 1961) y más tarde incluso en Hollywood: John Huston estrenó en 1981 ‘Evasión o victoria’ (con Pelé, Bobby Moore y Ardiles en el reparto) inspirándose en la historia de lo sucedido en Kiev en 1942, aunque con un final dulcificado y cambiando Kiev por el estadio de Colombes, en París.

Fue precisamente en 1981 cuando el estadio Zenit pasó a llamarse Start Stadion. Un monumento recuerda a los héroes del Start junto al epitafio ‘De la rosa solo nos queda el nombre’. Los pocos que aún conservan una entrada de aquel partido de 1942 tienen derecho a un asiento gratuito de por vida en el estadio del Dinamo de Kiev.