Joan Pera: "Si el Barça pierde cierro la tele, pero la cena no me la quita nadie"

Joan Pera es culé

Joan Pera es culé / ELISENDA PONS

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Nació en Mataró hace 71 años. Actor, doblador,  Gaudí de Honor 2019, Joan Pera (la voz de Woody Allen) es toda una institución en el mundo de la interpretación de este país. Estos días disfruta en el teatro del clásico ‘El pare de la núvia’ [El padre de la novia].

Estos días te podemos ver en el teatro siendo ‘El pare de la núvia’ [El padre de la novia]; ¿qué tienen las bodas para ser casi un género en sí mismo dentro de la comedia?

Creo hay muchos ingredientes que pueden dar pie a 30.000 situaciones. Es algo que se vive como si fuera una sola vez en la vida y por eso cualquier contratiempo es un drama y se magnifica. Ya sabes, las flores, el vestido, el tiempo, los invitados... Además en esta obra tiramos de la cuerda y el novio también puede acabar siendo mi hijo [sonríe].  

Las bodas tienen algo muy interesante  que es esa cosa de que cada invitado la vive a su manera; ¿ahí están las grandes historias?

Sí, es que pueden haber muchísima historias tanto con los invitados como con los familiares; el abuelo, la suegra, o incluso la pareja que se casa, que puede querer cosas distintas para su boda como aquí. Que haya una confrontación de intereses lo hace más divertido. 

¿En tu caso cómo vives las bodas?

Bueno [sonríe]. Yo tengo tres hijos casados ahora y procuro huir de todos estos líos. Yo he casado a tres chicos y en dos de los bodas yo estaba haciendo teatro. Así que me estaba ahí un rato y me iba al teatro pensando ‘ja s’ho faran’ [Ya se lo harán]. 

Los actores tenéis muy mala fama para el matrimonio... 

[Risas]. Eso es una gran verdad. Bueno mi caso es un punto y aparte. Yo llevo cincuenta años casado y cuando me casé ya era actor.  Pero bueno, ahora, pasa lo mismo en todos los sectores ¿no? Los matrimonios son complicados. Hay la frase esa, que creo que es de Woody Allen, que dice: ‘Algunos matrimonios acaban bien, otros duran toda la vida’. 

En esta obra trabajas bajo la dirección de Joel Joan, que tiene mala prensa en el sector (él mismo hizo una serie de humor que iba de eso); ¿Has podido confirmar esta fama?

Bueno, es real todo lo que se dice [risas]. Es un tipo muy especial. Sin embargo, es un tío con una capacidad de querer tremenda. Es de esas personas que te puedes pelear por cualquier cosa pero que acabas queriéndolo mucho porque él también quiere mucho. Pero cuando las cosas son excesivas siempre hay un punto de roce. 

En la serie ‘The Marvelous Mrs. Maisel’, la protagonista, en uno de sus monólogos, dice: ‘todos los cómicos se hicieron cómicos porque algo en sus vidas salió  fatal y por eso usan la comedia para cubrir los agujeros de sus almas’. ¿Te reconoces en esa percepción?

Yo siempre digo que, si quieres salir a escena, lo primero que tienes que hacer es no querer hacerlo bien. Porque cuando peor lo hagas más harás reír. En la comedia, los momentos más hilarantes son los momentos más desgraciados del personaje. El humor es el escape del drama. ¿Me entiendes? La comedia es drama más tiempo. Te diré una cosa: Cuando salgo al escenario, en el momento que les digo que no me encuentro bien, la gente empieza a reír y hay un clic con el público. 

¿Qué tanto por ciento hay de improvisación en lo que haces?

La improvisación siempre surge de un gran trabajo. Es como aquello  de la famosa paloma de Picasso, que es solo una raya pero es después de haber hecho pinturas realmente geniales. Si la improvisación viene de un trabajo que sabes de donde sale, entonces es bueno. Si es solo porque sí, es una tontería.

¿Fuera del trabajo tiendes más al drama o a la comedia?

A la comedia. Pero a la comedia desgraciada [risas]. Ahora me pasa esto, ahora me pasa lo otro. Ahora que estaba bien, ahora se me estropea el coche. Esa es mi tendencia. 

Eso es muy Woody Allen, de quien llevas años haciendo el doblaje, ¿sientes que hay algo de ti en su personaje?

Sí, claro. Porque lo que hace Woody Allen es crear un tipo que tiene este físico un poco de desgraciadito con muy pocas posibilidades de éxito en la vida con el que todos nos sentimos identificados. Su gran mérito es crear un personaje que es muy cercano, con el que te puedas identificar, y que le pasa todo aquello que a ti no te gustaría que te ocurriera nunca.

¿Cuál es tu película favorita de Woody?

Hay muchas. Él tiene esa virtud de que, puede ser que no todas sus películas sean obras maestras, pero todas tienen cosas interesantísimas. Creo que él ha dicho en más de una ocasión que su favorita es ‘La rosa púrpura del Cairo’. A mí me gusta mucho ‘Días de radio’. Y de las últimas quizás ‘Match Point’. 

"La primera vez que llevé a mis hijos al Camp Nou se fue todo el mundo menos nosotros"

El cine y el teatro comparten con el fútbol un sentido parecido de evasión ¿Eres o has sido futbolero?

No soy un gran futbolero. Pero, aunque no quieras, hay algo que te engancha identitariamente a un equipo. Es el equipo de tu casa, es el que siempre quieres que gane ¿Entiendes?

¿Cuál es el primer recuerdo que te viene a la cabeza del Barça?

[Sonríe] La primera vez que llevé a mis hijos mayores al Barça, que creo que tenían siete y ocho años. Me acuerdo que escogí bien el primer partido, estuve pensando en el rival y me dije: ¡Aquí disfrutaremos! Era contra el Sporting de Gijón y perdimos  0-4 en el Camp Nou. ¡0-4!  Cuando nos hicieron el tercer gol se marchó todo el mundo. Y en el cuarto solo quedábamos mis dos hijos y yo, porque todo el mundo ‘havia fotut el camp’ [se había ido]. 

¿Qué jugador te llama la atención?

Messi. Ya sé que es un tópico, pero me gusta su forma de ser; alguien que parece muy normal además de ser un crack jugando.  Pero el que me había gustado mucho, y fue una lástima que se marchara al Madrid porque era un tipo elegantísimo, era Laudrup. 

¿Qué pensaste cuando se marchó al Madrid?

¡La mare el que va parir! [la madre que lo parió] [carcajadas]. 

¿No te lo creías, eh?

No, pero esto demuestra que la vida da unos tumbos que no te puedes imaginar. Pero no me hizo tanto daño como Figo o Schuster, porque estos ya jugaban sucio. Laudrup fue más limpio. 

¿Alguna vez has llorado por culpa del Barça?

No, me da rabia cuando pierden. Pero llorar no. Me da tanta rabia que si pierde el Barça no miro la tele, pero la cena no me la quita nadie. 

¿Por qué crees que el fútbol gusta tanto a la gente?

No te lo sabría decir pero realmente es muy emocionante. El mismo ritual de ir al campo,  el olor del césped... Todo tiene todo un componente excitante. Y cuando el árbitro se equivoca, o te pita una falta que no te gusta, le puedes llamar hijo de puta. Yo, que no soy de esas cosas, me he visto deseando la muerte de ese pobre hombre [risas]. La gente que somos sencilla nos dejamos llevar por la corriente aunque a menudo sea  un poco ridículo.