Ilusión en territorio de viejos fantasmas

La explosión de Ansu ante el Levante anima a un Barça que necesita un buen resultado ante el Benfica

El equipo regresa al estadio donde vivió uno de los episodios más traumáticos en Europa de su historia

Koeman avanza el plan con Ansu

Koeman habló sobre la vuelta de Ansu Fati / FCB

Dídac Peyret

Dídac Peyret

En Lisboa se respeta al Barça, pero ha perdido el aura de equipo inaccesible y genuino. Derrotas como el 2-8 en estas tierras lo han han hecho terrenal. Más aún sin Messi, un futbolista intimidatorio, cuya presencia permitía al Barça pensar en competir contra cualquiera. 

Quedó claro escuchando ayer al técnico del Benfica, Jorge Jesus. “Koeman es el que tiene que romperse la cabeza pensando en cómo tiene que parar a Rafa y Darwin”. El técnico holandés vuelve a la que fue su casa la temporada 2005-06. Una etapa que fue una montaña rusa para él; compitió de maravilla en la Champions, donde fue eliminado por el Barça en cuartos, pero solo quedó tercero en la liga. 

En Portugal se le recuerda como un técnico terco con sus ideas, que se sabía de paso en el Benfica. De aquella época Koeman conoce muy bien la fuerza de los aficionados en Da Luz. “Esperamos un partido complicado. Sé el ambiente que puede haber y la fuerza que tienen en casa”.

El Barça se presenta en Da Luz (21.00/Movistar) con un subidón anímico tras semanas de conformismo y tedio. La culpa la tienen 15 minutos estimulantes de Ansu Fati.

Su vuelta se esperaba como se espera a los elegidos y superó incluso las expectativas. Su actuación emocionó a un barcelonismo y a un club que necesitan volver a ilusionarse.

Lo más asombroso con él es que está dispuesto a escribir su historia a su manera. Nadie esperó que con 16 años lograra tener un impacto inmediato en el primer equipo.

Tampoco entraba en las quinielas que la élite descubriera tan rápido una relación tan especial con el gol. Y parecía insospechado que once meses y cuatro operaciones después le hiciera un lío al Levante de buenas a primeras.

La imagen de Ansu, alzado por sus compañeros, con los puños apretados y el 10 en la espalda, se volvió icónica al instante. En parte porque la piña estaba formada por una nueva generación de futbolistas formados en La Masia que auguran tiempos mejores. 

A esa idea de futuro se agarra el barcelonismo aunque el presente aprieta. Sobre todo en la Champions tras una primera jornada triste ante el Bayern en el Camp Nou. Será solo el segundo partido de seis (“no será decisivo”, avisó Koeman), pero volver a Barcelona con cero puntos en dos jornadas sería un golpe de consecuencias imprevisibles.

Un escenario, donde cada partido es un escrutinio para Koeman, ha contribuido Laporta, que no asegura la continuidad del técnico a corto plazo. Antes del partido ante el Levante se daba por segura la salida del técnico. Pero el regreso de Ansu y un once con jóvenes ilusionantes han dado un respiro a Koeman.

El holandés vuelve hoy a Lisboa al mando de un Barça inmerso en una dialéctica ambigua, entre el relato de reconstruir y la urgencia de seguir competiendo a la altura de su escudo.

Ayer Koeman fue el primero en rebajar la euforia con Ansu y recordar el techo de este equipo. “Hay que ser realistas es complicado estar a la altura de equipos muy importantes”