FC Barcelona

Gerard Piqué, el azote del madridismo

Piqué se toma la vida con humor y así vive la rivalidad con el Real Madrid, con la misma naturalidad que lo hacen los aficionados de ambos clubs

Piqué celebró el 5-0 de 2010 alzando la mano

Piqué celebró el 5-0 de 2010 alzando la mano / sport

IVAN SAN ANTONIO

Gerard Piqué, además de uno de los futbolistas con más peso en la plantilla del Barcelona, es, desde niño, aficionado culé. Y como una cosa no puede separarse de la otra, ni tampoco tiene ninguna intención de intentarlo, vive la rivalidad con el Real Madrid como lo haría cualquier otro aficionado. 

El problema, sobre todo para el bando madridista, es que Gerard Piqué no es un aficionado más. El central se ha convertido en el azote del Real Madrid porque, cada una de sus ocurrencias, cuenta con el altavoz mediático que le da ser quien es.

La única diferencia entre las bromas y dedicatorias ácidas de Piqué respecto a un aficionado anónimo es, precisamente, el sujeto que las protagoniza, no el acto en sí. Es por esa razón por la que el madridismo no soporta, mayoritariamente, al central del Barcelona. Pero ese no es motivo suficiente para que Piqué deje de ser como es. 

Todo empezó el 29 de noviembre de 2010. El Barça de Pep Guardiola goleó 5-0 al Real Madrid en el Camp Nou y, mientras la afición pedía con sus cánticos que Mourinho saliera del banquillo, Gerard Piqué imitó a Bruins Slot, que el 7 de enero de 1994, tras ganar 5-0 a los blancos en el mismo escenario, paseó su mano mostrando los cinco dedos. El gesto, obviamente, no gustó al madridismo.

Cinco años más tarde y una Décima de por medio, Piqué volvió a acordarse del Real Madrid en otra celebración. Fue en la del triplete conquistado la pasada temporada. El central agarró el micrófono y agradeció irónicamente a Kevin Roldán sus servicios: "Contigo empezó todo", gritó, refiriéndose a la fiesta de cumpleaños celebrado por Cristiano Ronaldo con el cantante tras perder ante el Atlético.

Ha sido esta temporada cuando Gerard Piqué ha intensificado su repertorio, espoleado también por las reacciones que, tras cada ocurrencia, llegan desde Madrid. Durante la celebración de la Supercopa de Europa conquistada en verano, el futbolista animó a sus compañeros a que dieran la vuelta al estadio para que lo vieran desde Madrid.

Pero el momento álgido entre Piqué y el madridismo llegó el pasado 2 de diciembre, cuando, tras cometer alineación indebida el Real Madrid en Cádiz, con la presencia de Cheryshev en el once blanco, envió un tuit con emoticonos riendo a carcajadas. No hizo ninguna referencia, pero no hacía falta. Todo el mundo entendió la broma.

El problema es que su mensaje sentó muy mal entre el madridismo y Arbeloa no pudo reprimirse a la hora de responder. El defensa blanco llamó "amigo" a Piqué y predijo que algún día aparecería "en el Club de la Comedia". Y como a Piqué le va la marcha, a la que tuvo la oportunidad de responder, lo hizo. Su respuesta fue tan sibilina como ingeniosa. Sin decirlo claramente, definió a Arbeloa como lo hacen miles de usuarios de las redes sociales cada día, como un cono-cido.

En Japón, disputando el Mundial de Clubes, Gerard Piqué quiso acabar con la polémica, pero la historia, seguro, continuará. La rivalidad entre Barcelona y Real Madrid, con bromas incluidas, es tan sana como recomendable en un mundo cada vez menos amable.