La pizarra de Pichi

El futuro de Leo Messi

El análisis de Pichi Alonso respecto al futuro del mejor jugador del mundo

Leo Messi, en el Camp Nou

Leo Messi, en el Camp Nou / sport

Pichi Alonso

Messi, por lo que representa, preocupa y ocupa al FC Barcelona. Desde que regresó de jugar con su selección la última fecha FIFA (finales de marzo) no ha sido el mismo y su bajo rendimiento ha dado pie a mil rumores y especulaciones. Estamos ante una situación que guarda similitudes a la vivida la temporada 2013-14, con Martino en el banquillo. Entonces, recordemos, Messi tampoco fue Messi en la recta final. Una recta final en la que el Barça dobló la rodilla en los cuartos de final de la Champions contra el Atlético, como ahora. La caída, sin embargo, no se detuvo ahí. En la Copa se perdió la final, contra el Real Madrid en Mestalla, y la Liga se escapó en el Camp Nou, en la última jornada, ante el Atlético... El Barça 2015-16, tras decir adiós a la Champions, aún opta a la Liga y la Copa, pero las semejanzas de un ejercicio con otro son tan acusadas que se debería tomar nota.

Llega fundido, vacío Como con el Tata, Messi afronta los dos meses que restan de competición fundido, vacío. Nadie puede dudar de su actitud en estos partidos tan trascendentes, nadie. Ocurre, sin embargo, que se quedó sin gasolina, circunstancia que debe hacer recapacitar al jugador y a los profesionales que lo rodean para que esto no vuelva a suceder. El objetivo está claro: blindar a Messi, pensar en su futuro. Mimarlo. Sigue siendo uno de los mayores activos del Barça y sigue teniendo mucho fútbol en sus botas y en su cabeza. Pero hay que pensar en él, cuidarlo. Se podría empezar no quemándolo con exigentes giras de pretemporada en forma de partidos y viajes interminables. 

Evolución. Es la clave. El jugador debe reflexionar, meditar, pensar lo que le conviene más en cada momento. Quizás eso de querer jugarlo siempre todo ya no es lo más idóneo. Quizá sería positivo que incorporara la palabra dosificación en su diccionario. Otros grandes jugadores también lo han hecho. Iniesta, sin ir más lejos, entra de lleno en las rotaciones. También lo hizo Xavi en sus últimas temporadas como jugador del Barça. El fútbol actual, con temporadas maratonianas (60 partidos oficiales la pasada y 61 la actual –que hubieran podido ser 64–) son demoledoras para jugadores como Messi, que vive de la explosividad, un arma que debe cuidar y preservar. No es como Cristiano, un rematador que juega muy bien con espacios. Messi juega al pie, sobrevive con regate, aceleración y freno. Debe pensar en el futuro. Claro que si el club fichara un cuarto delantero de nivel contrastado todo sería más fácil.