Fallece Sergi López arrollado por el tren

El barcelonismo volvió a vestirse de luto con la muerte de uno de los mayores talentos que ha dado la cantera

Sergi López Segú, nacido en Granollers el 6 de octubre de 1967, falleció ayer al ser atropellado por un tren en la estación de su población natal. Ex jugador del primer equipo blaugrana, era uno de esos pocos privilegiados que lograron hacerse un sitio en el primer equipo del Barça tras ascender paso a paso desde las categorías inferiores. Privilegio que logró perpetuar su hermano Gerard, actual jugador del Mónaco.

Según el informe de los Mossos d'Esquadra, la muerte de Sergi López podría atribuirse a un suicidio en una zona en la que Sergi acostumbraba a pasear su perro 'huskie'.

Toda la gloria que Sergi vivió en las categorías inferiores del fútbol base blaugrana se eclipsó en el momento en el que sus rodillas empezaron a crujir cuando en 1987 jugó por primera vez con el primer equipo blaugrana.

Es difícil tratar de explicar lo que era Sergi López en el Barcelona Atlètic que era una maravilla de equipo. El que mejor lo puede resumir es Pere Escobar, actual responsable de deportes de TV3 y que cuando Sergi jugaba en el Mini Estadi era el redactor de SPORT que se encargaba de cubrir la información del filial barcelonista.

Ayer, Escobar estaba hecho polvo: "La noticia me ha dejado anonadado. Sergi era uno de los jugadores con más talento de un generación de oro. Pocos jugadores de fútbol he visto con tanta calidad y con tanta mala suerte".

Probablemente, quien mejor definió el talento de Sergi fue Josep Mussons, quien durante la época de Josep Lluís Núñez fue el responsable del fútbol base del Barcelona. "Era la Montserrat Caballé del Mini Estadi", dijo en un lúcido intento de resumir el talento de un jugador total que podía jugar en el puesto que le diera la gana y que estaba destinado a ser un 'cuatro' perfecto. Distribuía el juego desde atrás y tenía un disparo impresionante desde fuera del área.

Fue siempre un amante del deporte y la leyenda cuenta que era un enorme jugador de fútbol que estaba loco por el basket.

Algunos aseguran que un día su entrenador le dijo que si marcaba dos goles en la primera parte de un partido, podía acudir al Palau para animar al equipo de baloncesto.

A lo mejor, a Sergi le gustó más el fútbol cuando era ex jugador que en su época en activo, cuando las lesiones le martirizaron. Vio a su hermano Juli jugar de fábula y al pequeño de la saga, Gerard, llegar a lo más alto.

Y se fue a Argentina, donde fue feliz en todos los sentidos y se volvió a enamorar del fútbol. Allí vio y comprobó cómo se vivía este deporte. De la manera en la que vivió. Al límite y con toda la pasión. El análisis frío de sus números en el primer equipo (26 partidos de Liga en tres temporadas) podrían llevar al ignorante a no valorarle en lo que fue, pero con Sergi se ha ido uno de los grandes talentos de la cantera. Le echaremos de menos.

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