Eduard Fernández: "Nadie lo entenderá, pero pasé de perico a culé"

"De Guardiola admiro como tira para adelante aunque tenga bombas al lado", asegura

El actor presenta la película ‘Los renglones torcidos de Dios’, basada en la novela de Torcuato Luca de Tena

Eduard Fernández, 37 años de carrera como actor

Eduard Fernández, 37 años de carrera como actor / CATERINA BARJAU

Dídac Peyret

Dídac Peyret

En primer plano, la voz de Eduard Fernández. De fondo, el ruido de la ciudad. Lejos de enredar esta charla telefónica, el movimiento juega a favor de la entrevista. Intuyo que Eduard habla y camina, como lo haría en una llamada privada y quizás por eso responde sin rodeos ni protocolo. Ganador de tres Goyas, tiene una de las miradas con más verdad del cine español. Estos días presenta la película ‘Los renglones torcidos de Dios’ basada en la novela de Torcuato Luca de Tena.

¿En qué momento de la profesión te sientes?

Bueno, es un poco igual que la vida. Una fase más estable, más tranquila, madura, francamente. Y también disfrutando más con las cosas puestas un poco más en su sitio. Con menos fantasías, pero con la misma emoción. 

¿Qué aspecto disfrutas más a estas alturas? 

Hombre, yo disfruto cuando estoy trabajando, cuando estoy actuando. En el cine ruedas muy poco tiempo, El teatro es otra cosa. Ahora haré teatro y sigo sintiendo ese miedo. Sigo sintiendo los nervios cuando subo al escenario. Pero cuando más disfruto es ahí y después, cuando te viene alguien y te dice, muy de corazón, que le ha llegado lo que has hecho; pues claro, es muy bonito. 

¿Qué parte de tu temperamento te juega a favor para ser actor?

Pues mira: ¡vete a saber! No sé si soy el más indicado para decirlo. Pero seguramente la vergüenza, el pudor y el no atreverme a ser yo mismo en la vida hacen que, con una máscara, pueda ser más yo, pueda sacar lo más expansivo de mí, lo mejor de mí actuando, ¿sabes?

¿En qué crees que tu hija es mejor actriz que tú?

Supongo que en muchas cosas, pero la actuación se hace con los años. Greta tiene tiempo por delante, pero es mucho mejor que yo a su edad. Y por otra parte tiene una postura con la profesión que me gusta: la valora mucho pero a la vez no le va la vida. A mí, por ser una persona más acomplejada o más tímida, me iba la vida, cosa que no es bueno. Es precioso ver que tus hijos no tienen cosas que a ti te acomplejan y por otra parte piensas: algo habré hecho bien también [sonríe]. 

¿Tiene alguna cosa buena cumplir años?

Sí, muchas, ¿es un gusto, eh? La putada es que queda menos para el final pero ¡hostia! Te sacas muchas tonterías de encima. No sé por quién, pero la vida está programada así: cuando ya tienes una edad te dices: ¡ah, esto va a así, claro! Pero tienes que pasar por la vida para aprenderlo. Hay cosas que tienen que ser vividas. Los años te ponen el ego en su sitio y te das cuenta de que las cosas más superficiales las puedes pasar con más humor e implicándote menos. Aprendes a ser más tu mismo y ya está, tú.

¿Sigues fumando?

'Me cago’n Déu!' Tengo un cigarro en la mano ahora mismo. Y siempre digo lo mismo: el mes que viene, el mes que viene lo dejo.

Leí en una entrevista que decías que te afeitabas cada día como una especie de liturgia... 

¿Eso dónde ha salido? Me afeito cada tres días pero lo que si digo siempre es que afeitarme me despierta. ¿Tú te afeitas?

Llevo barba desde hace 15 años…

Así vas dormido todo el día, ¡aféitate, collons!

¿Sabes que esto es una entrevista para el SPORT?

Sí, me lo estaba empezando a preguntar. Esto se está poniendo demasiado profundo, ¿no? 

Hablemos de fútbol: en la película ‘El secreto de sus ojos’ es la clave para encontrar al asesino ¿lo recuerdas?

Sí, uno de los protagonistas dice: el tipo puede cambiar de cara, de casa, de familia, de novia, de religión... pero hay una cosa que no puede cambiar: no puede cambiar de pasión. Y encuentran al tipo en un estadio.

Pero en tu caso desmontas esta máxima: pasaste de perico a culé. Esto no lo entenderá mucha gente…

Esto no lo entenderá nadie [sonríe]. Tengo que decir que cuando empecé con esto yo era un progre con greñas que odiaba el fútbol, pero que iba al campo del Espanyol porque mi abuelo me hizo socio y me regaló el carnet a los 14. Mi abuelo, que era militar, franquista y una excelente persona, todo hay que decirlo, llevaba a su nieto con pintas de hippie al campo encantado de la vida. De esto me di cuenta más tarde, porque uno cuando es joven se cree el centro del mundo. Total: que fui dos años seguidos, después pasé una época que no veía fútbol, y después me pasé al Barça, porque ¡collons! era un gusto de equipo y ahí me quedé, aunque le tengo cariño al Espanyol.

Cuando hiciste el clic: ¿fue por alguien en particular?

Por Guardiola. Antes hubo Cruyff pero fue a partir de Guardiola. Estaban también Xavi, Iniesta, Puyol, Piqué… y claro, Messi ¡Joder! Es que fue la época dorada.  

¿Qué te sedujo de Messi?

Hostia, el arte, tú. A Messi lo veo como un artista. Porque un artista es eso: el que no necesita tiempo entre el pensamiento y la acción. No sé si actúan antes de pensar o a la vez. Y tienes que ser un privilegiado o tener un don. Y este hombre tiene un don y es muy valiente. Como actor sería un poco lo mismo: tirarse al abismo, no saber qué harás pero ir, ir, ir. Eso es Messi. 

¿Y en el caso de Pep?

La voluntad, la determinación y la sabiduría futbolística. Admiro que le pasen bombas al lado y tire hacia adelante. A mí me gusta mucho la gente que sabe mucho de su oficio. Los admiro muchísimo. A mí cuando viene un camarero y me sirve como Dios manda, hostia, yo lo felicito siempre. No hay tanta gente que haga bien las cosas. Me gusta mucho la gente que hace bien lo suyo y Guardiola es una persona exquisita en eso. A mí me gusta mucho el anhelo de lo exquisito. Me gusta eso del Barça: ganar, sí, pero ganar con belleza.

¿Te dolió la salida de Messi? 

Hostia, fue muy extraña. De otra manera lo hubiéramos digerido mejor pero nos cogió a todos a contrapié. Recuerdo que me lo dijo un colega mío argentino. Me enteré en ese momento. Fue una manera fea. Además yo vivo desde hace un tiempo en Madrid y se necesita mucho humor y mano izquierda para ir ventilando las bombas con gracia. Me dicen: ‘Eres cojonudo: eres catalán, pero no lo pareces’. Como si tuviera que celebrarlo. Tronco, ¿de verdad? Hay que ser cateto.

¿Y cómo respondes a ese tipo de ataques?

Con cintura. A algunos amigos les pregunto: ¿eres merengue? Y, cuando me dicen que sí, les digo siempre lo mismo: tú debes ser una gran persona tronco, porque ya más defectos no se pueden tener [sonríe]. 

¿Qué tiene el fútbol que lo hace tan atractivo?

Hay una cosa medio ancestral y más si eres del Barça y hay el morbo del Madrid. A mí me gusta mucho todos los deportes, pero tengo que ir con alguien y si hace falta me lo invento. Si no voy con alguien no le veo la gracia. 

Más allá de Messi, ¿qué otro jugador te ha interesado? 

Hombre, uno que es menos vistoso, menos celebrado, pero le tengo un cariño especial es Puyol. Un gran capitán que se bregaba con todo el mundo sin quejarse. Es muy difícil ser elegante siendo un defensa pero él lo era porque era honesto. 

La mejor experiencia en un campo de fútbol…

Yo vi a Maradona en el Camp Nou. Esta quizás es la más gorda: Maradona era Maradona.  

¿Cómo te definirías como aficionado?

Bastante normalito, me comporto mucho peor al volante que en un estadio de fútbol.