El desconsuelo de Ansu: 24 horas de incomprensión
Su hermano Braima bajó de la grada al vestuario para consolarlo y la lesión dejó muy tocada a la plantilla
Aterrizó con dificultades para andar, se paró a firmar autógrafos y se marchó de la Ciudad Deportiva a las 04.00 h.
La lesión de Ansu Fati fue tan dolorosa como la eliminación copera. El Barça pasó de la euforia del gol de Pedri al desconsuelo en la prórroga por la eliminación y la recaída de Fati.
Todo ocurrió muy rápido y en una jugada aparentemente poco exigente. El tiempo añadido, como ya ocurrió en la Supercopa, hizo que volviera a saltar por los aires el protocolo. Ansu volvió a tener que jugar más de 30 minutos y en una acción defensiva, persiguiendo a un rival, se rompió.
Todo el mundo se dio cuenta, otra vez el bíeceps femoral como en Vigo. Ansu fue el primero consciente de la gravedad. Primero sintió frustración, y tras ser animado por sus compañeros, no pudo evitar las lágrimas en el abrazo con Xavi.
A partir de ese momento, se le vino el mundo encima. Su hermano, que estaba en las gradas viendo el partido en directo, bajó al vestuario para consolar a Ansu. Braima se perdió los últimos minutos del encuentro para estar al lado del delantero.
Las sensaciones no mejoraron tras las primeras exploraciones: todo apuntaba en una recaída y por lo tanto de nuevo alrededor de dos meses de baja. La noticia cayó como un jarro de agua fría en la plantilla.
En primer lugar porque es un jugador muy querido en el grupo. Y en segundo, porque todo el mundo es consciente de que es uno de los futbolistas más determinantes de la plantilla.
Las opciones de crecer más rápido del equipo pasaban por volver a contar con Pedri y Ansu. El canario porque es uno de los jugadores que da estructura y sentido al juego que quiere Xavi. Y Ansu porque hace tiempo que el equipo necesita sus goles.
El viaje de vuelta
Ansu estuvo abatido en el viaje de vuelta, frustrado por la acumulación de lesiones. Un mal trago que empezó con varias operaciones vinculadas al menisco y que ha continuado con el bíceps femoral.
A la llegada a Barcelona, a pesar del estado de ánimo, se paró en el aeropuerto para atender a algunos fans que le esperaban. Ansu firmó autógrafos y se fotografió con ellos. Alrededor de las cuatro de la madrugada se marchó desde la Ciudad Deportiva en el coche de su hermano con dirección a su casa.
En el club saben que ahora es tan importante trabajar en la recuperación física del futbolista como en el aspecto anímico. A pesar del carácter fuerte del delantero, no descartan la posibilidad de que le acompañe un profesional en el proceso.
Es habitual con los deportistas en casos así. La acumulación de lesiones, y el tener que volver a empezar de cero cada vez, no solo genera frustración y desánimo. También una falta de confianza en tu propio cuerpo que contribuye a nuevas lesiones. Cuando ya está recuperado, el deportista tiende a evitar hacer esfuerzos en las zonas afectadas, y sobrecarga otras partes del cuerpo.
La frustración esta vez ha sido incluso mayor, porque los médicos sostienen que se afrontó la recuperación con prudencia. Ansu no fue titular ante el Athletic, a pesar de haber podido acumular una semana de entrenamientos tras la Supercopa.
Con todo, se sabía que había que ir despacio con él y no ayudó la prórroga. Al final lo que más temía todo el mundo ocurrió: una prórroga maldita y una lesión inoportuna, otra vez, para Ansu Fati.
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