Dembélé, un jugador 'desequilibrante'

Ousmane Dembélé, delantero del FC Barcelona

Ousmane Dembélé, delantero del FC Barcelona / AFP

Joan Anton Ros

Joan Anton Ros

Joan Anton Ros es professor d’EADA Business School de Barcelona

Sin lugar a duda se trata de un jugador con un gran talento, rapidez, toma de decisiones, regate, y también desequilibrio, pero en este caso tanto para los equipos rivales como también para el propio equipo.

Dembélé no es un jugador de equipo, no está motivado con el actual proyecto de regeneración del FC Barcelona, tiene mucha aptitud (habilidades), pero poca actitud. Es muy difícil motivar a un jugador y comprometerlo con un proyecto, a pesar de que su actual entrenador le haya manifestado su confianza, si este jugador no entiende que ante todo es un jugador de equipo. Los grandes jugadores son aquellos que ponen su talento a disposición del equipo y a su vez el equipo refuerza su propia proyección para el beneficio mutuo.

De sus cuatro temporadas en la entidad, la mayor parte de ellas inactivo a causa del infortunio de sus múltiples lesiones, su rendimiento ha sido escaso en relación al precio de su fichaje y el salario percibido. Sin embargo, son bien conocidas sus numerosas faltas de disciplina, primero en sus hábitos alimenticios que según los expertos son fundamentales para reducir las lesiones y después por sus reiterados retrasos en los entrenamientos. 

¿Cuáles son los factores que influyen en la actitud de un jugador de alto rendimiento y afectan a su compromiso con la entidad? Básicamente son tres: cognitivo, afectivo y conductual. Si bien en el caso del factor conductual, sus tendencias de comportamiento son evidentes, en el caso de los dos primeros trataremos de inferirlos a partir de la este último.  

Cognitivo: se trata de los propios pensamientos o creencias del jugador. Dembélé, quizá por inmadurez o por interés de sus representantes, cree estar muy por encima del nivel de sus compañeros y que el juego individual puede resultar más eficaz que el juego colectivo fruto de una buena planificación previa. 

Afectivo: se trata de las vivencias y experiencias afectivas. Un éxito muy temprano como mejor jugador joven del año 2015-2016 y mejor debutante en la Bundesliga, le podrían hacen creer que se trata de un capital suficiente para garantizar toda su carrera deportiva. Por otra parte, su relación con sus compañeros es bastante escasa, con un carácter reservado y poco afectivo, todavía no se ha adaptado al entorno (país, afición, proyecto, compañeros) a pesar de sus cuatro años en la entidad, lo que dificulta su cohesión y el compromiso con el equipo.

En esta situación creo que lo más oportuno es vender de inmediato al jugador, aunque no se recupere la cantidad invertida. En el mundo financiero existe un gran consenso en que cuando una inversión resulta errónea, es mejor desprenderse cuanto antes de la misma, aun perdiendo parte del capital, antes que aumentar las perdidas. Resultará difícil cambiar la mentalidad y el compromiso del jugador en 6 meses, mientras que su reiterada desafección sí que podría perjudicar al colectivo.

De las cinco etapas (formación, conflicto, normalización, producción, disolución-reestructuración) por las que suelen transitar todos los equipos de alto rendimiento, la presente situación de inestabilidad coincide con la etapa de conflicto, siendo esta una fase necesaria de regeneración, donde se deben gestionar los egos personales de los jugadores en favor del equipo. Esto implica que muy probablemente el equipo ya ha superado la primera etapa de formación (incorporación de un nuevo líder, jugadores y sistemas tácticos) y se encamina hacia las siguientes, donde los equipos suelen obtener unos éxitos más sostenidos, hasta alcanzar nuevamente la cima del éxito.