Historia Sport
Dembélé y Aubameyang: un amor de invierno
La llegada del gabonés empujó a que el 'mosquito' firmase su tan ansiada renovación
Su buen 'feeling' se propagó con el resto del grupo y ahora el francés arranca el curso como el delantero más veterano del equipo
Un romance fugaz e intenso. Idealizado. Que deja huella y cuesta de olvidar. Más o menos, así podríamos definir un amor de verano, ¿no? La relación que protagonizaron Pierre-Emerick Aubameyang y Ousmane Dembélé comparte algunas similitudes con el flirteo estival, pero cambiando la estación del año. Su historia venía de más lejos, pero en Barcelona se reencontraron.
Aubameyang aterrizó en el Camp Nou sobre la bocina del mercado de fichajes de invierno y ha abandonado la capital catalana pocas horas antes de que echase el cierre definitivo la ventana de transferencias veraniegas. Su impacto en el club ha sido más que notorio: se convirtió en el máximo goleador del equipo en poco más de cuatro meses y deja una plusvalía económica a unas cuentas necesitadas de oxígeno.
Su legado va más allá del carisma, los goles y el beneficio financiero. Con la llegada del gabonés al vestuario blaugrana se empezó a gestar el despertar de Dembélé. 'Auba' levantó el ánimo y le devolvió la sonrisa a un Ousmane que tenía más de pie y medio fuera del club. Las infinitas alabanzas públicas de Xavi Hernández parecía no tener efecto en el galo, pero su nuevo compañero de vestuario logró lo imposible.
Cambio de rumbo
Desde el primer día, Dembélé se arropó de Aubameyang, que actuó de padrino. El reencuentro después de convivir dos temporadas en el Borussia Dortmund y forjar una relación más allá de la amistad, caló hondo en los dos protagonistas. Para el gabonés, el 'mosquito' era como su hermano pequeño. A pesar de compartir excentricidades, 'Auba' también ha tenido mano izquierda con el francés.
El nuevo integrante del vestuario logró que Dembélé se sintiese más integrado y protagonista con el resto del grupo. Lejos quedaba ya aquel papel de aislado y recluido en su propio mundo, que tanto se palpaba durante sus primeras temporadas. A pesar de muchas idas y venidas, la voluntad del jugador se impuso a la de su representante y Dembélé firmó su renovación como jugador del Barça para la alegría de -casi- todos.
Breve, pero intenso
Aunque no se encontraba en ninguna quiniela para abandonar el club en el mercado de fichajes, Aubameyang acabó saliendo del Camp Nou, rumbo a Stamford Bridge. La negativa de algunos de sus compañeros a recoger sus pertenencias de las taquillas empujó al gabonés a hacerlo sin rechistar. Por el bien suyo -ahora estaría eclipsado por Lewandowski- y por el del club.
La herencia de Aubameyang queda patente en el paso adelante de Dembélé, quien lleva meses sin lesionarse, siendo decisivo en los metros finales, mostrando su mejor versión y siendo un fijo para Xavi. No es para menos, encara su sexta temporada y es el delantero más veterano del equipo -tan solo superado por Busquets, Piqué, Sergi Roberto, Jordi Alba y Ter Stegen-. Galones para el francés.
Aubameyang se marchó del Barça con la conciencia tranquila del deber cumplido. Su recuerdo será imborrable, mucho más para Dembélé, a quien le devolvió la sonrisa en un amor de invierno. Fugaz, pero indeleble.
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