La culpa no es solo de Oriol Romeu: la alargada sombra de Busquets

La imagen de Oriol Romeu con las manos en la cabeza tras salir en la foto de los goles del Amberes resume un estado de ánimo. Dos errores individuales que hicieron que Xavi optara por sacarlo del campo y no exponerlo. El ex del Girona parece haber perdido la confianza del principio de temporada cuando era una de las piezas más consistentes del equipo.

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Su caída coincide con la crisis del Barça, un equipo que ha perdido naturalidad y está en ese momento donde todos los jugadores parecen peores de lo que son. La situación de Romeu subraya esta inercia, pero también pone de manifiesto que el relevo de Busquets sigue siendo una asignatura pendiente.

Las cosas ya empezaron a torcerse en verano cuando Xavi vio que se caían sus dos primeras opciones (Zubimendi y Kimmich). Una situaciónn que en el club no se contempló con dramatismo por tres motivos. El primero, la presencia de De Jong y Gündogan, dos futbolistas con experiencia en la posición. Y el tercero, la incorporación de Oriol Romeu, un futbolista que en el Girona, un equipo con un estilo parecido, había demostrado su vigencia.

Pero, pasados unos meses, Xavi no ha encontrado una solución estable para la posición de mediocentro tras probar con los tres. El técnico empezó apostando por Romeu, el perfil que se ajustaba más a su ideario: un mediocentro posicional ordenado y conocedor del juego del Barça. Pero cuando el equipo perdió a De Jong por lesión también empezó a perder al canterano, incapaz de mantener el nivel durante la ausencia del neerlandés.

En este escenario, Xavi buscó una solución de urgencia: renunciar a la versión ofensiva de Gündogan en el City para situarlo como mediocentro. Una posición mucho más exigente, sobre todo en un Barça donde esta temporada hay mucha distancia entre líneas. Lo han sufrido Romeu y Gündogan, que tampoco han terminado de mezclar bien cuando han jugado junto en la base de la jugada.

La ausencia de un mediocentro posicional ha tenido un efecto rebote en De Jong y Gündogan. El neerlandés ha tenido que asumir más responsabilidad defensiva -y contener sus aventuras ofensivas- y Gündogan tener que jugar más retrasado. La sombra de Busquets sigue siendo alargada aunque Romeu no dimite en su intento de sobrevivir en el Barça.