Coutinho regresó a la titularidad e intervino en los dos goles

Toni Frieros

Toni Frieros

Superado el trauma de Roma, olvidada la Champions League, regresó la Liga y con ella, Coutinho, el fichaje más caro en la historia del FC Barcelona. El brasileño, que no podía intervenir en la competición europea al haberlo hecho ya con el Liverpool, compartió medular con su compatriota Paulinho, el infiltrado Busquets y el gran capitán Andrés Iniesta

Desde el primer segundo se pudo apreciar claramente cual sería el cometido táctico de Coutinho: jugar abierto por la derecha para tapar las incursiones del lateral valencianista Gayá e ir hacia adentro cuando tuviera el esférico con la misión combinar con sus compañeros y dar de comer a los delanteros.

El tema de tapar a Gayá lo llevó regular ya que el canterano del Valencia tuvo muchos espacios y mucha libertad para llegar al vértice del área del Barça, incluso para centrar, debido a la poca diligencia que en ese cometido defensivo tuvieron tanto Coutinho primero, como Sergi Roberto después ya que, como lateral, ha de cerrar mejor su zona de influencia.

Creativamente la calidad de Coutinho es indiscutible y su facilidad para asociarse, también. Lo demostró al cuarto de hora cuando vio perfectamente el desmarque de Luis Suárez para asistirle con el exterior del pie de derecho. El presente lo aprovechó el uruguayo para abrir el marcador. A partir de ahí fue dando una de cal y una de arena. Un centro a nadie, una buena conducción y un susto, el que nos dio cuando Gabriel Paulista le hizo una dura entrada en medio campo.

Empezó la segunda mitad algo impreciso, perdiendo algunos balones por exceso de individualismo, pero se extrajo esa espinita a los cincuenta minutos cuando un saque de esquina suyo, ejecutado a muy buena altura y rosca perfecta, lo remató Umtiti a portería batiendo a Neto.

A partir de este tramo del partido emergió con más fuerza Coutinho, que se atrevió a disparar desde fuera del área con gran potencia. Una vez más tuvo que sufrir la violencia incontrolada de su compatriota Paulista, que le barrió en una dura entrada que le acaerró la tarjeta amarilla. Pocos minutos después, como estaba escrito en el guión de Valverde, le sustituyó Dembélé

En el cómputo general del partido, y dentro de la actuación individual del equipo, Coutinho fue uno de los jugadores más brillantes y destacados, siempre teniendo en cuenta que todavía puede, y debe, hacerlo mucho mejor.