La carrera que ha sido y pudo no ser de Ilkay Gündogan

El centrocampista germano se planteó su retirada hace una década, cuando una lesión misteriosa en la espalda le apartó de los terrenos de juego durante catorce meses

"Sufrió para mantenerse en pie, para estar sentado e incluso cuando debía atarse las zapatillas. No podía mover las extremidades inferiores, se le pararon", relataron sus padres durante el calvario del futbolista entre 2013 y 2014

LACHAMPIONS | Basilea-Manchester City (0-4): Gündogan abrió el marcador con un golazo

Gundogan abrió el marcador con un golazo / BEINSPORTS

Albert Gracia

Albert Gracia

Ilkay Gündogan triunfó en Dortmund, lo ha ganado absolutamente todo en el Manchester City y ahora quiere repetir éxitos en el FC Barcelona. Una carrera espectacular, a la altura de un futbolista sumamamente talentoso e inteligente, capaz de jugar en las tres alturas del centro del campo. Faro de Klopp, escudero de Guardiola y ahora general en el Barça de Xavi. Pero todo pudo haber sido tan diferente...

Así es la vida y el fútbol. Del éxito al fracaso, de la sonrisa a las lágrimas, hay un paso extremadamente corto. Y es que hace diez años exactamente, Ilkay Gündogan, solo en su casa, no pensaba precisamente en el siguiente paso que debía dar en su carrera después de unos meses tremendos en el Dortmund. Sus pensamientos iban hacia otro lugar. Concretamente, el germano se debatía entre si seguir una lucha casi perdida o aguantar como fuera los dolores para intentar seguir siendo futbolista.

Entre agosto de 2013 y octubre de 2014, el futbolista de origen turco sufrió una lesión en la espalda que le apartó de los terrenos de juego durante largos catorce meses, un calvario terrible que lastró su condición física, y, sobre todo, mental. Ganaba peso al mismo ritmo que la frustración en su cabeza. Virales se hicieron las fotos por su barriga durante esa terrible etapa de su vida. No tenía un diagnóstico, no tenía un tratamiento... Sufrió en soledad.

"Sufría para atarse las zapatillas"

“Sufrió para mantenerse en pie, para estar sentado e incluso cuando debía atarse las zapatillas. No podía mover las extremidades inferiores, se le pararon, dejaron de tener fuerza y la sensación de ‘hormigueo’ era constante”, relataban sus padres durante aquellos terribles meses. Por suerte, y tras obviar la recomendación de un cirujano que optaba por implantarle un aparatoso tornillo en su espalda que le habría privado de exhibir el nivel que luego recuperó, encontró el tratamiento adecuado.

Se quedó sin el Mundial que Alemania ganó en Brasil, pero en octubre de ese 2014 Gündogan comenzó a ver la luz al final del túnel. Tras las voces en su cabeza que le pedían acabar con el sufrimiento y retirarse, el germano recuperó su condición física, mermada por meses de inactividad, y poco a poco entró de nuevo en dinámica. Aquella temporada, la 14-15, la terminó disputando 33 partidos y volviendo a lo que un día fue.

El resto, ya es historia. Culminó sus grandes temporadas en el Dortmund y, en 2016, firmó por el Manchester City de Pep Guardiola. Ahora aterriza en Barcelona para seguir disfrutando de sus últimos años de fútbol.

Ha tenido otras lesiones importantes, sobre todo una en la rodilla que le dejó en el dique seco durante muchos meses, pero nada como aquella en la espalda. Su carrera ha sido un éxito, pero pudo no haber sido así.