Bio, ex jugador del Barça, lanza un SOS

El ex delantero del Barça, Espanyol y Terrassa atraviesa una situación muy delicada en Brasil y está buscando apoyo para volver a Catalunya.

William Silvio Modesto, 'Bio', quiere recomenzar su vida. El que fuera delantero del Barça, Espanyol y Terrassa en las décadas de 1970 y 1980 vive momentos de máxima dificultad en su Brasil natal. Su deseo inmediato es volver a Catalunya, donde vivió hasta 1994, en busca de nuevas oportunidades que le permitan driblar su delicado presente.

El ex jugador, que cumplió este mes 54 años, reside en el barrio de Bom Clima, de la ciudad de Guarulhos, cerca del aeropuerto internacional de Sao Paulo. Desempleado y sin renta fija, ha encontrado el auxilio de un grupo de amigos del equipo de veteranos del Gremio Esportivo 33, un club amateur donde juega los fines de semana para tirar adelante.

Sus compañeros y los directivos de la entidad le están echando una mano y se encargan de cubrir sus mínimas necesidades. "Sin su ayuda, estaría pasando hambre", asegura. Son precisamente los integrantes del Gremio Esportivo 33 quienes se preocuparon de buscarle su actual vivienda, una muy humilde morada al pie del campo de fútbol, donde actúa los fines de semana todavía con cierto éxito. "Durante una temporada llegué hasta a dormir en la calle. Ahora gracias a mis amigos mi situación ha mejorado, estoy muy agradecido por su apoyo", explica.

El tiempo en que fue 'morador da rúa' y dormía en la calle sobre cartones le pasó factura, quedándole como secuela un pulmón damnificado, que le ha obligado hasta a ser hospitalizado.

Bio, que se define como "un català de lluny", pretende poner un punto y a parte en su actual situación. Le gustaría retornar a Catalunya lo más pronto posible, buscando unas oportunidades que en Brasil no le han llegado.

"Unicamente desearía tener un salario para vivir dignamente, me gustaría dedicarme a trabajar con el fútbol base, que es lo que sé hacer. Ya lo he hecho aquí en Brasil durante algún tiempo, y tengo carisma con los niños. Sería una forma de retribuir todo lo que Catalunya me dio".

Al poseer la nacionalidad española (la obtuvo al casarse en 1977), no habría ningún problema burocrático en poder firmar un contrato de trabajo. Pero para ello tendría que salvar un escollo que a día de hoy está siendo inexpugnable, como él mismo explica: "no tengo medios financieros para pagarme un billete de avión".

Por muy precaria que sea su situación, las vicisitudes que la vida le ha colocado enfrente no le han hecho perder ni la dignidad ni la autoestima, lo cual tiene un mérito extraordinario. "Por más mal que me encuentre, nunca pedí una oportunidad a nadie. A mi edad que no cuenten conmigo para hacer cualquier cosa ilegal, ya me he equivocado suficiente a lo largo de mi vida", afirma.

SPORT fue testigo como el ex jugador posee un gran carisma en el barrio del Bom Clima, sobre todo entre los jóvenes a los cuáles ha tenido bajo sus órdenes en una escuela de fútbol.

La comunidad local conoce los avatares de su vida, su pasado como futbolista profesional, su paso por el Barça y su voluntad de superar las dificultades. Lo respetan y lo admiran por ello. "Aunque parezca mentira el nombre del Barcelona todavía me ayuda en algo", asegura emocionado.

Aunque sus conciudadanos lo arropen, Bio es un ex futbolista prácticamente anónimo en Brasil ya que hizo casi toda su carrera profesional en Europa: salió muy joven del Palmeiras para ir al Standard de Lieja. "La gente no me conoce en mi país y esto ha representado una gran dificultad para mí, ya que no me han salido oportunidades, por eso creo que hay más posibilidades en Catalunya para que las cosas salgan mejor".

Bio cree que su experiencia es una lección de vida, que puede servir para las nuevas generaciones de futbolistas. "El fútbol te puede cegar si no tienes una base sólida, yo nunca estudié, me crié en el interior del estado de Sao Paulo y desde muy joven ya viví alejado de la familia. Este es un medio en que te tienes que cuidar porque en 10 ó 15 años tienes que juntar dinero para después poder vivir bien, y siempre estás rodeado de gente que quiere sacar provecho de ti", afirma.

El ex delantero considera fundamental que todo profesional "tenga un plan B, más allá del fútbol, por si las cosas se tuercen. Para un jugador con calidad es relativamente fácil llegar a un gran equipo, lo difícil después es tener la estructura suficiente para que las circunstancias no te sobrepasen", sentencia.

"Som-hi Bio!!Som-hi Bio!!"

Bio se formó como jugador en la Ferroviaria de Araraquara, su ciudad natal. Rápidamente despuntó y con 18 años llegó al Palmeiras, donde se encontró con jugadores como Ademir da Guia, Emerson Leão, Leivinha o Luis Pereira. En un Ramón de Carranza se enfrentó al Standard de Lieja y encantó a los belgas, que fueron hasta Brasil para ficharlo, pese a la oposición del técnico Osvaldo Brandão. "En los 70, para un brasileño ir a jugar a Europa era como ganar un Oscar", dice. Tuvo un paso fugaz por Bélgica y fue al Vitoria de Setúbal portugués donde estuvo dos temporadas. De allí, previo paso de tres meses en el Flamengo, recaló en el Terrassa, por entonces en la Segunda División, donde obtuvo muy buenos registros goleadores.

Las puertas del Barça se le abrieron después que Rinus Michels, y también Johan Cruyff, recomendaran su fichaje tras verlo en acción en un Terrassa-Barça, que sirvió de homenaje al presidente egarense Josep Masdefiol. "Perdimos 4-2, pero yo hice un partidazo", recuerda.

Estuvo dos años en el Camp Nou (1977-78 y 1978-79), donde ganó una Copa del Rey y la Recopa de Basilea. No tuvo mucha continuidad, pero participó en la memorable remontada ante el Anderlecht (3-0) el 1 de noviembre del 78. Entró en el segundo tiempo, jugó la prórroga y convirtió uno de los penalties: "Muchos jugadores tuvieron miedo y no quisieron tirarlos. Pero Lucien Muller me obligó a lanzar uno. Yo le dije que era una profesional y que no me temblarían las piernas".

Recuerda, sobre todo, el silencio que había en el Estadi en aquel momento. Su ex suegra le explicaría como Joaquim Maria Puyal, antes que lanzar la pena máxima, se desgañitaba diciendo "Som-hi Bio!!, Som-hi Bio!!". En el Barça, coincidió con Cruyff, Neeskens, Krankl, Heredia, Rexach, Migueli... y hasta con Roberto Dinamita, en los tres meses que estuvo en el club: "El ambiente en el vestuario era magnífico, todos nos llevábamos muy bien, tengo muy buenos recuerdos", dice.

Decidió cambiar de aires por la falta de oportunidades. Fichó por el Espanyol, donde actuó la temporada 1979-80. En Sarrià tuvo que superar la reticencias del técnico Maguregui: "En mi primera conversación, me dijo que ya no confiaba en mí".

Después, en Segunda con Málaga, Sabadell y Almería. Volvió al Terrassa, en Segunda B, y empezaría un rosario de equipos del fútbol catalán: Aguila, Sant Boi, Polvoritense, Collbató, Can Jofresa y Espluguenc. También jugó a fútbol sala. 

Fue la época en que acabó separándose de su mujer, llegó a perder el contacto con su hijo Jonathan (ahora con 28 años en un equipo de la Comunidad de Murcia), y empezaron los problemas económicos, que han acabado derivando en su situación actual.