Bienvenidos al show de Memphis

El desparpajo del holandés, agua de mayo para un barcelonismo deprimido

El ex del Olympique de Lyon se exhibió ante la Real y puso de manifiesto que se siente a gusto con el rol de líder

¡Qué clase! Depay dejó detalles de calidad como este en su debut oficial

Toni Juanmartí

Toni Juanmartí

Dijo Ronald Koeman que la gran fuerza del Barça sin Leo Messi debe ser el colectivo. Pero a juzgar por lo visto ante la Real Sociedad, Memphis quiere este sea su Barça. Líder natural, el holandés es de los que no siente la presión. Ni el miedo al fracaso. Solo así se entiende que en el minuto 3 se atreviera a tirar un sombrero que habría firmado el mismo Ronaldinho. De hecho, salvando las distancias, hay quien ve similitudes entre ambos. No tanto por la calidad individual, sino por transmitir alegría a una afición necesitada de energía positiva.

Teniendo en cuenta el ambiente de irritación que se vive en Barcelona, otros habrían optado por una actitud mucho más prudente en el día de su debut oficial. Pero eso no va con Memphis. Como él mismo explicó en 'Esport 3', celebra sus goles tapándose los oídos y cerrando los ojos para expresar que no ve ni escucha ninguna crítica que pueda afectarle. Él sigue su camino y el de este domingo no era otro que dejar claras sus intenciones: quiere ser el faro de este nuevo Barça. Fútbol le sobra, y el carisma se le cae de los bolsillos.

Ya antes del encuentro, Depay se puso al culé en el bolsillo con un tuit en catalán. "Os necesitamos a nuestro lado, vamos culés, vamos Barça", escribió el holandés, que no ha dejado de exhibir su buen 'feeling' con sus nuevos compañeros. Sin ir más lejos, este lunes colgó una 'story' en Instagram haciendo trabajo de recuperación junto a Griezmann, con quien forma una prometedora dupla en ataque.

Ante la Real Sociedad, el neerlandés se auto-otorgó galones para ejecutar las acciones a balón parado. Sirvió el 1-0 a Piqué -para agradecerle su rebaja salarial- y después probó fortuna con algún que otro lanzamiento de falta. El famoso período de adaptación no va con Memphis. A sus 27 años, el atacante no tiene tiempo que perder y sí mucho hambre de títulos. Su aventura en Manchester no fue tan exitosa como esperaba, ni en lo colectivo ni en lo individual, de ahí que el delantero tenga una espinita clavada. Quiere demostrar que puede liderar un equipo grande y, sobre todo, espera agrandar un palmarés hasta la fecha discreto: ganó una copa, una liga y una supercopa en el PSV y una FA Cup y una Community Shield en Inglaterra.

FÚTBOL Y UNIÓN

Más allá de cuáles sean sus números esta temporada -ante la Real ya sumó su primera asistencia-, Memphis parece haber entendido a la perfección qué se necesita de él. Tanto el equipo como la afición. En lo estrictamente deportivo, el holandés mostró un gran nivel frente al cuadro 'txuri urdin'. Se movió entre líneas, desbordó y no dejó de pedir el cuero. Griezmann y él, con 65 y 63 intervenciones respectivamente, participaron más que los tres hombres del centro del campo. Incluso se atrevió a intentar un golazo desde 40 metros, una muestra más de su descaro. Además, Depay fue objeto de hasta cinco faltas, lo que ilustra las dificultades de la Real para frenarlo.

Pero lo más ilusionante del ex del Lyon no es ni siquiera su fútbol, sino su energía. Su estado de ánimo. Como quien al iniciar un viaje se cruza en el aeropuerto a un grupo de personas que vuelven de sus vacaciones, el holandés ha llegado a un club deprimido tras la marcha de Messi con ganas de convertir el funeral en una fiesta. Y en ésta, Memphis quiere ser el showman. La función ha comenzado; disfruten del espectáculo.