Seat Ateca 2.0 TDi 4Drive

Probamos a fondo el Seat Ateca

El todocamino de Seat está hecho con calidad, ofrece mucho espacio y buen dinamismo

IMAGEN ATRACTIVA Con un sello bien personal que le hace fácilmente identificable, el Seat Ateca muestra una imagen atractiva a la vez que robusta y compacta.

IMAGEN ATRACTIVA Con un sello bien personal que le hace fácilmente identificable, el Seat Ateca muestra una imagen atractiva a la vez que robusta y compacta.

Seat ya tiene su modelo SUV o todocamino en la gama. El Ateca se ha hecho esperar, quizá más de lo que muchos deseaban, pero bien puede decirse que la espera ha merecido la pena. Y es que casi cumple aquello de que «los últimos serán los primeros.

Y decimos lo de casi porque siempre hay aspectos que pueden ser mejorados pero lo cierto es que tal y como se ha concebido, el Ateca va a ser un competidor muy duro para otros modelos que han dominado y mantienen un estatus prioritario en las preferencias del cliente en este segmento, incluido su primo hermano, el Tiguan.

El grado de calidad que presenta el Ateca en su realización es irreprochable. Nos atrevemos a decir que es el modelo de más calidad que Seat ha producido hasta ahora. Pero el Ateca ofrece muchas más cosas. Ofrece imagen, personalidad, espacio y un dinamismo que cuadra en la filosofía que la marca ha imprimido a sus últimos modelos. Difícilmente el usuario que quiera un todocamino y elija la opción de un Ateca se sentirá decepcionado.

COMPACTO AMPLIO

COMPACTO AMPLIOLas medidas del Ateca son compactas pero ello no supone que en el interior se viaje con estrecheces. Todo lo contrario, especialmente los pasajeros de las plazas traseras que disponen de mucho espacio para las piernas y buena altura al techo aunque el ocupante sea corpulento. Antes habremos comprobado que acceder al interior es muy fácil, incluso para aquellos que tienen dificultades de movilidad, ya que los asientos van anclados altos y además, en nuestro caso, al ser un tracción total, la carrocería va algo más alta.

Los asientos son amplios y sujetan muy bien el cuerpo. Nuestra unidad va con tapicería alcantara, para nuestro gusto, algo calurosa. El puesto de conducción es muy bueno gracias a los diferentes reglajes de volante y asiento y lo mismo puede decirse de la visibilidad, muy buena en todos los ángulos. El volante, para nuestro gusto, es demasiado grueso y acaba cansando las manos en un viaje largo. La distribución de mandos es muy racional, al estilo ya visto en el León pero la pantalla del navegador es más grande y se ve mejor. Además de la guantera hay varios huecos de diferente tamaño para guardar objetos, incluido un cajón debajo del asiento del conductor.

En cuanto al maletero, sus formas internas son muy regulares y ello permite aprovechar al máximo todo el espacio, que no es poco aún con la tracción total; debajo del piso hay hueco para una rueda de galleta.

VIEJO CONOCIDO

VIEJO CONOCIDOEl motor de nuestra unidad es el 2.0 TDi de 150 CV, sobradamente conocido por llevarlo también otros modelos de la marca. Su fiabilidad está más que probada. Sin embargo, sea porque en nuestro caso es un tracción total y por tanto su peso se eleva por encima de la tonelada y media, sea por la propia tracción, el caso es que por debajo de 1.800 vueltas no ofrece una respuesta tan rápida como le hemos conocido en otros modelos. Sin embargo, por encima de este régimen, su rendimiento es excelente y mueve al Ateca con mucha agilidad y sin que su nivel sonoro sea muy perceptible; de hecho, a un buen ritmo de marcha, se aprecia mucho más el ruido aerodinámico de los retrovisores.

La caja de cambios, manual de seis velocidades, tiene un tacto preciso y es de rápido manejo. Sin embargo, con el fin de poder ofrecer unas emisiones bajas y consumos reducidos se ha recurrido a unos desarrollos excesivamente largos en las últimas marchas de modo que si bien la capacidad de aceleración es más que aceptable, la de recuperación lo es menos y ello obliga a recurrir al cambio de marchas así que nos metemos en un repecho o queremos hacer un rápido adelantamiento.

Dado que la tracción total solo es aconsejable para quienes tengan intenciones de salir del asfalto con asiduidad o bien transiten habitualmente por zonas heladas o con nieve, es preferible optar por la versión de tracción delantera que penaliza menos todas estas características.

En cuanto a consumos, debo admitir que por una vez he conseguido, sin proponérmelo, lograr los 5,1 litros de media homologados. En cualquier caso, es un capítulo muy favorable.

BUEN DISCÍPULO

BUEN DISCÍPULODinámicamente, el Ateca tiene el ADN del León en cuanto a comportamiento. Se le nota bien asentado al asfalto, gira plano en curvas enlazadas, sin oscilaciones o balanceos de carrocería y transmite mucha sensación de seguridad al volante.

Sin embargo, las suspensiones, para mi gusto, adolecen de un reglaje de muelles y amortiguadores un tanto duros lo que repercute sobre todo en el confort de marcha. Y es algo que fuera del asfalto todavía se hace más evidente. En este aspecto, las irregularidades del suelo se reflejan con bastante nitidez, pero es evidente que masa y peso hay que contenerlas para dar ese tacto de aplomo. Dirección y frenos cumplen perfectamente con su cometido, sobre todo los frenos que se muestran resistentes a la fatiga.