Atracción irresistible

El Tourist Trophy (TT) de la isla de Man es épica de la moto. También es espectáculo. Y riesgo y peligro. Un cóctel que la convierte en una carrera única que atrae cada año a más de 30.000 aficionados a esta tranquila isla del mar de Irlanda. De la misma manera que un seguidor del Barça debe ir como mínimo una vez en la vida al Nou Camp a ver un partido, al que le gustan las motos de verdad al TT de la isla de Man tiene que acudir. No hay una carrera en el mundo igual, pues se disputa en el Mountain Circuit, un trazado formado por calles de pueblos y carreteras hasta formar un circuito de 60,62 kilómetros al que los participantes deben dar varias vueltas.

Al igual que cada edición atrae a un público cada vez más numeroso, sucede lo mismo con los participantes, que en esta edición volvieron a sumar unas 300 motos en todas las categorías y que dieron lugar a un intenso calendario de competición de dos semanas en junio.

El TT es una fragua donde se forjan leyendas como la de John McGuinness, ganador 23 veces en la isla de Man, más allá de los campeonatos de motociclismo convencionales ya que se trata de road races (carreras en carretera), una modalidad muy británica. Décadas atrás sí formaba parte del Campeonato del Mundo de Velocidad, pero la muerte del piloto español Santi Herrero en 1970 fue el principio del fin y en 1977 salió definitivamente de calendario mundialista. La pérdida de Herrero llevó a la Federación Española de Motociclismo a no extender ninguna licencia más para correr el TT de la isla de Man, aunque esto no ha sido impedimento para la esporádica presencia de pilotos llegados de la Península, como recientemente Sergio Romero y Antonio Maeso. Porque hasta la 246 participantes han perdido la vida en el TT, cuatro este año.

Para hacerse una idea de lo que representa esta carrera, basta con ver unas imágenes con los pilotos corriendo por las calles con sus bordillos, sus aceras, sus postes y sus cabinas de teléfono. Y así durante los 60 kilómetros de recorrido de circuito. McGuinness, el rey de la isla, ostentaba el récord de vuelta rápida con una velocidad promedio de 132,701 millas por hora (214 kilómetros por hora). Para poderlo comparar con MotoGP, la velocidad promedio del GP de Catalunya, en el Cicuit de Barcelona-Catalunya, es de 161,7 kilómetros por hora. «En un TT tan competitivo como el actual no puedes permitirte un error o que algo vaya mal», destaca McGuinness.

CARRERA DE VALIENTES Conor Cummins, su compañero de equipo en Honda Racing, lleva un trackfood (furgoneta de venta ambulante de comida) cuando no compite y es un ejemplo de superación. En el 2010 sufrió una grave caída en el TT a 240 kilómetros por hora y estuvo a punto de morir. Lejos de retirarse, el piloto de la isla de Man volvió a correr en casa tres años después. «Estas cosas, como mi grave accidente, forman parte de la carrera y hay que aceptarlas». Este año, Michael Dunlop (BMW) se adjudicó el Senior TT, la categoría máxima, seguido de Ian Hutchinson (BMW) y McGuinness (Honda), quien a sus 44 años ya prepara la revancha.