El 'Milagro de Berna', 70 años después

Alemania y Hungría se ven las caras en una gran competición y el recuerdo de 1954 es inalterable

La por entonces RFA batió a la mejor Hungría de la historia, clara favorita, en la final del Mundial

Helmut Rahn, primero por la derecha, a hombros de sus aficionados

Helmut Rahn, primero por la derecha, a hombros de sus aficionados / Getty Images

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Cuando esta tarde a las 18.00 horas Alemania y Hungría salten al césped del Mercedes Benz Arena de Stuttgart, los aficionados más veteranos -y los 'panenkitas' que en el mundo han sido- se acordarán de Berna. De 1954.

La final del Mundial de Suiza 1954 enfrentó a la mejor Hungría de la historia con la por entonces emergente República Federal de Alemania, con los magiares como claros favoritos.

Ambas selecciones ya se habían enfrentrado en la fase de grupos de ese campeonato, con triunfo húngaro con un marcador de... ¡8-3! Y que había sido un 8-1 a pocos minutos del final. Los germanos se rehicieron y se plantaron en la final ante los grandes favoritos.

Hungría vivía la mejor etapa de su historia. Había aplastado a Inglaterra en Wembley por 3-6 en el que todavía muchos consideran el mejor partido jamás jugado, y encadenaba la friolera de 33 encuentros sin perder cuando, el 4 de julio de 1954, los dos equipos saltaron al Wankdorfstadion de Berna para jugar la final del Mundial.

Los magiares se pusieron con un dos a cero a su favor en un suspiro gracias a los goles de Puskas, en el minuto 6, y del posteriormente blaugrana Zoltan Czibor dos más tarde.

Muchos pensaban en una reedición del 8-3, pero los alemanes reaccionaron a lo grande, con goles de Morlock (10') y Rahn en el minuto 18. Un arranque eléctrico, empate a dos.

La maquinaria húngara no funcionaba como era habitual, ya que el tobillo de Puskas, dañado precisamente ante la RFA en el duelo previo, no estaba bien y el equipo lo notaba.

Así, una de las mayores sorpresas de la historia del fútbol se confirmó a los 84 minutos cuando Helmut Rahn lograba el 3-2. Los alemanes lograban el título y el conocido como 'Milagro de Berna' estaba ya escrito y sellado.

Un partido que fue mucho más allá del fútbol, que supuso para muchos el espaldarazo al proyecto de la RFA, al renacer de Alemania tras la negra noche del nazismo.

Por eso, cuando esta tarde suene el silbato inicial, nos encontraremos ante un partido de fútbol que siempre, siempre, destila un aire especial.