Pepelu, Guerra y Baraja, pócima de sueños en Mestalla

Pepelu (25 años) ejerce liderazgo como si fuera un veterano en este conjunto plagado de chicos más jóvenes que él. Su historia con el Levante es peculiar

Su rendimiento está siendo extraordinario de la mano de un Rubén Baraja que, como sucede con Javi Guerra, se fija especialmente por su posición.

Ambos comandan un proyecto que sueña con volver a dar pasos firmes en LaLiga y que no descarta incluso encaramarse en Europa tras sufrir con la permanencia.

Rubén Baraja, entrenador del Valencia

Rubén Baraja, entrenador del Valencia / EFE

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José Luis García Vaya, alias Pepelu, es caso singular en casi todo lo que rodea a su carrera en las últimas temporadas. Porque no es normal tener 25 años y sentirse ya veterano en un vestuario, el del Valencia, que lidera después de haberse criado en las inferiores del Levante, donde renovó un contrato ‘eterno’, pero del que salió para dejar de ser ídolo granota y convertirse en esperanza che. El fútbol y sus vueltas. Un movimiento intenso que lejos de sentarle mal, acelera el rendimiento de este ‘otro Baraja’ en potencia. Y escribimos ‘otro Baraja’, porque en esta plantilla ya hay otro candidato a clon del entrenador vallisoletano en sus tiempos como capitán valencianista. Se trata de Javi Guerra, que ejerce de otro líder en la medular del equipo y que, junto con el mismo Pepelu, es quizá el jugador más recorrido en la actual plantilla de Mestalla. 

De hecho, Guerra luce el 8 que en su día fue de su técnico. Y sin presión lo porta este muchacho de sonrisa descarada y físico portentoso que, como ejercía el mismo Baraja en sus tiempos de jugador, tiene una potente llegada al área gracias a su zancada enérgica, pero también a un brutal disparo desde media distancia. Por eso suma ya tres goles (amén de dos asistencias), aunque de él lo que más destaca es algo intangible, incapaz de reflejarse en las estadísticas. Es esa capacidad para ejercer con calma allá donde a otros le queman la pelota. Esa mentalidad prodigiosa le hace siempre estar varios segundos por delante de la jugada y gozar de una ascendencia como pocos en este equipo. Quizá sólo Pepelu le iguala.

Pepelu, un movimiento peculiar

 

Con sólo media docena partidos con el Valencia en Primera, Pepelu, firmado a cambio de cinco millones de euros (el Levante se vio obligado a vender por las apreturas económicas que estaba pasando tras su no ascenso), ya ha demostrado que tiene madera de jugador relevante. De tipo con ganas de dejar huella. En la medular es ya un fijo y lo hace en una posición, esa sala de máquinas, de la que sabe tanto Baraja. Tener al técnico pucelano a su lado, admite, está siendo una clase constante para ir creciendo y amoldarse a las exigencias de la posición… y de Mestalla, donde siempre se pide más.

Él lo sabe y no le importa. Repite que él no quería cruzar el Turia para pelear por la permanencia visto que el curso pasado los che estuvieron rozando el descenso. Él quiere más. Y podría conseguirlo. Tal es el vuelco que el Valencia ha pasado de comandar la temporada pasada las apuestas a una hipotética pérdida de categoría, a mirar incluso a posiciones europeas.

Que el Valencia se meta entre los cuatro primeros (¡¡puestos Champions!!) tiene una probabilidad implícita del 6%. Es complicado, pero no está mal. ¿Y el descenso? Que los che bajen tiene una probabilidad implícita del 0,67%. Casi imposible. Y eso es mérito de Pepelu y otros ‘Barajas boys’.

Al otro lado del Turia

 

Y es ahí donde radica una de las llamativas contradicciones de este chaval, que con 25 años ya es ‘veterano’ en un conjunto con una edad media de 24,5 años, la más baja de toda la categoría. De ahí que, pese a ser un chaval, sea ya un futbolista referente. Cuestión de personalidad que también engarza con su salida del Levante. Ahí era ídolo. Tanto es así que en 2022 firmó un contrato de diez temporadas (sí, diez temporadas, el dato es correcto) que se presentó con una camiseta especial.

En lugar de aparecer su nombre y la fecha 2032, que era cuando finalizaba el acuerdo, se hizo luciendo una zamarra y el símbolo del infinito (¥). Entonces el Levante creía que la relación entre su canterano y el club sería eterna. La visión sólo duró un año… y encima para reforzar al eterno enemigo. Algo que lo ha convertido de héroe a villano y que él, Pepelu, sabía que pasaría. De ahí que su salto al Valencia fuera también un ejercicio de personalidad. De valentía.

Luego está lo otro, su rendimiento. Porque resulta llamativo como un jugador con apenas experiencia en Primera (30 partidos en el curso del descenso del Levante) la rompa tras una temporada no muy excelsa en Segunda División. Tanto es así, que el curso pasado sólo vio puerta una vez en toda la temporada y ahora ya encadena dos goles. Además de un repertorio de acciones a balón parado que son otra de sus especialidades. No obstante es el tercer jugador de LaLiga que más remates a puerta de falta realiza, con cinco intentos en este primer tramo de temporada.

Rendimientos y liderazgos, los de Pepelu, Javi Guerra y Rubén Baraja, que son pócima de sueños en Valencia. Esperanza de llegar muy lejos justo después de un curso complejo en el que se rozó el descenso a Segunda División.