Goles al límite

Sydney Leroux ha marcado ocho goles en el minuto 85 o más tarde en la temporada regular de la NWSL 

Ha empatado en el segundo lugar en la historia de la liga (Sam Kerr - 11)

Sidney Leroux

Sidney Leroux / Twitter

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Sydney Leroux ha marcado ocho goles en el minuto 85 o más tarde en la temporada regular de la NWSL, empatado en el segundo lugar en la historia de la liga (Sam Kerr - 11).

Sydney Leroux, futbolista del Orlando Pride de la liga estadounidense, entrenó en pretemporada a la par de sus compañeras de equipo con más de cinco meses de embarazo. Desde niña comprendió que sin importar las barreras de género, la mujer tiene la capacidad de lograr cualquier cosa que se proponga.

Hija de Sandi Leroux, tercera base de la selección canadiense de Softbol, Sydney Leroux nació el 7 de mayo de 1990 en Surrey, Canadá. Luego de la separación de sus padres, cuando su madre tenía tres meses de embarazo, Sidney se crió únicamente bajo la presencia de una figura femenina, la cual fue suficiente para el desarrollo de una niña que desde una edad temprana se interesó en el mundo de los deportes.

Sidney comprendió que bajo la ausencia de su padre, la madre se convertiría en un modelo a seguir, el cual le daría la fuerza necesaria para derribar cualquier contexto de desventaja. A lo largo de su carrera, antes del mérito a una atleta destacada, Sydney ha recibido el reconocimiento como una mujer que ha reforzado su papel como protagonista tanto en el plano individual como colectivo.

Desde niña, entre los cuatro y 14 años, participó en las ligas pequeñas de Whalley, para posteriormente incursionar en el futbol. Después de haber jugado para UCLA Bruins, Sydney Leroux se convirtió en la mujer más joven en debutar con el equipo semiprofesional de Vancouver Whitecaps.

Tomando la nacionalidad de su padre, Sydney Leroux decidió defender los colores de la selección femenil estadounidense, en donde se consagró campeona de la Copa Mundial Femenil Sub-20 en el 2008, obteniendo las distinciones de la Bota de Oro y Balón de Oro.

La interacción que experimentó con su madre trascendió el espectro biológico, dándole un universo de significados compartidos que la constituyó en una deportista de un alto rendimiento, pero sobre todo, en una mujer de valores inquebrantables.