La UCI plantea la reforma más importante del calendario ciclista en décadas

El rector del ciclismo mundial quiere cambiar de ubicación de dos de sus cinco Monumentos a otoño

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La pandemia del Covid-19 obligó a que muchísimo eventos deportivos fuesen reubicados en el calendario. Esta modificación se hizo patente en el mundo del ciclismo rompiendo con tradiciones de décadas como la fecha de celebración de Monumentos del ciclismo como el Tour de Flandes y la Paris-Roubaix.

Ambos eventos -los colosos del pavés-, siempre han tenido reservada la fecha del primer domingo y el segundo del mes de abril para la celebración de su respectiva prueba hasta la pandemia, cuando se les retrasó hasta el mes de octubre de aquel año 2020. Esa modificación ni mucho menos afeó el espectáculo en ambas competiciones siendo dos ediciones bastante recordadas y registrando una gran audiencia televisiva.

El presidente de la UCI está sopesando que las dos competiciones se celebren en octubre a partir de 2026 y ha puesto como motivo-excusa que quieren reducir los viajes y las emisiones de carbono en consonancia con la Agenda 2030. Resulta curioso que ponga este motivo cuando desde mediados de marzo a finales de abril, el calendario de Clásicas discurre en 400 kilómetros a la redonda.

Los motivos reales

El máximo organizador del ciclismo mundial quizá esté intentando equilibrar un calendario ciclista que se había quedado muy decantado hacia la primavera en cuanto pruebas de referencia. Actualmente cuatro de los cinco Monumentos del ciclismo o lo que es lo mismo, la Milán-San Remo, el Tour de Flandes, la Paris-Roubaix y la Lieja-Bastogne-Lieja, se disputan en un lapso de apenas dos meses siendo imposible para las grandes figuras mundiales aguantar el pico de forma durante tanto tiempo.

La idea de mover a dos al otoño, donde ya está ubicado el último Monumento de la temporada como el Giro de Lombardia, permitiría que las grandes estrellas del pelotón puedan intentar participar y ganar los cinco Monumentos en un mismo año sin poner en peligro su participación en el Tour de Francia. Un movimiento similar tuvo lugar en 1995 cuando la Vuelta a España se pasó de finales de abril a finales de agosto siendo un manifiesto éxito.

Este guiño está pensado especialmente para atraer a la nueva camada de estrellas del ciclismo que no sólo están centrados en ganar la gran ronda francesa por etapas, sino que piensan en ser competitivos toda la temporada. Si estas dos pruebas consiguen atraer a las estrellas del pelotón, la audiencia subirá sin discusión y eso es lo que anhela la UCI. La última vez que un ciclista ganó la Paris-Roubaix y un Tour de Francia en un mismo año fue en 1981.

El tiempo como factor

Tanto el Tour de Flandes como la Paris-Roubaix son carreras conocidas por su extrema dureza con recorridos que superan ampliamente los 250 kilómetros y que tienen como componente diferenciador un pavés que se vuelve muy peligroso con la lluvia. En otoño, las opciones de que la prueba sea sobre mojado son elevadas, aunque quizá sea parecida a la primavera.

La ubicación en el calendario de la competición hacía que muchos ciclistas que van a por las Grandes Vueltas se lo pensasen varias veces antes de aceptar participar. Si finalmente son recolocados estos dos Monumentos en octubre, qué duda cabe de que no habrá riesgo para ellos quedará muy reducido después de cumplir sus objetivos en el Giro de Italia, el Tour de Francia o La Vuelta a España.

Caerse en el pavés podría hasta ahora arruinarles toda una temporada. Ahora sufrir una lesión en octubre no sería ni mucho menos tan dramático como padecerla en abril. Lo único malo, pensándolo egoístamente, es que muchos ciclistas podrían poner en riesgo sus merecidas vacaciones y las participaciones en criteriums de final de temporada que les sirve como paga extra.