El misterio de la Copa Jules Rimet, el santo grial del fútbol mundial

La Copa del Mundo que se entregó inicialmente para distinguir a los campeones desapareció en Brasil y existen muchas leyendas en torno a ella

El misterio de la Copa Jules Rimet, el santo grial del fútbol mundial

El misterio de la Copa Jules Rimet, el santo grial del fútbol mundial / SPORT

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Es el arca perdida del fútbol, el trofeo que todo aficionado recuerda en las imágenes en blanco y negro de los primeros Mundiales. ¿Por qué se dejó de entregar el trofeo Jules Rimet? ¿Dónde se encuentra ahora? Preguntas y más preguntas sobre un galardón que fue visto por última vez expuesto en 1983 y sobre el que existen mil y una teorías conspiranoicas.

El trofeo fue creado en 1929 para ser entregado temporalmente al vigente campeón de la recién creada Copa del Mundo de Fútbol organizada por la FIFA. Las reglas establecían que dicho trofeo estaría en poder del país ganador hasta la celebración del siguiente Mundial -cada cuatro años- y que la primera nación en ganarlo tres veces veces se lo quedaría en propiedad.

El trofeo era sencillamente precioso. Portaba una imagen era de la diosa griega Niké -la que evoca la victoria- destacando detalles como unas alas estilizadas hechas en oro macizo. La divinidad presentaba los brazos levantados y sujetaba una copa de forma octogonal.

El galardón disponía de una base de lapizlázuli sobre el cual se incrustaron los nombres de los campeones en pequeñas placas. La escultura tenía unos 30 centímetros de altura y tenía 3,8 kg de plata esterlina enchapada en oro y su peso total era de 4 kilos.

La FIFA se dejó en su creación 50.000 francos suizos, un auténtico pastizal para la época.

Primeros intentos de robo

De hecho, estuvo a punto de ser robada por el régimen nazial encontrarse en Italia durante la Segunda Guerra Mundial. Italia ganó el Mundial de 1938 y, con el comienzo del conflicto, la copa corrió peligro de ser robada al tratarse de un objeto de altísimo valor.

La buscaron, pero el vicepresidente de la Federación Italiana de Fútbol la logró custodiar durante la guerra en una caja de zapatos en su casa. La FIFA la recuperaría en 1947.

La Copa fue expuesta en 1966 en el Central Hall Westminster de Londres, meses antes de la celebración del Mundial de Inglaterra. Un ladrón se la llevó y pidió un rescate de 150.000 libras por ella. La Federación Inglesa no cedió al chantaje y finalmente la familia del 'caco' le convenció para que abandonase el trofeo.

Un perro llamado Pickles lo encontró envuelto en periódicos en las calles de Londres y se convirtió en un héroe. El trofeo se salvó de milagro.

Avanzamos un poco más en el tiempo y en 1970, Brasil ganó su tercer Mundial. Según las normas establecidas tenía el derecho a quedarse la valiosa Copa -ya entonces valorada en millones de dólares- en propiedad y así lo hicieron pudiendo lucirla durante años en museos del país.

Todo el mundo amaba un trofeo que simbolizaba la supremacía carioca en el mundo del balompié.

El robo

La FIFA tuvo que crear para el Mundial de 1974 el actual trofeo de la Copa del Mundo, pero ambos llegaron a convivir durante más de una década.

En 1983, un grupo de ladrones irrumpió en la sede de la Confederación Brasileña de Fútbol y se llevaron este trofeo y dos más con el fin de fundirlos para sacar el oro que contenían. Esa versión fue la que contó uno de sus cómplices, quien tenía a amigos trabajando en el edificio del robo.

Los ladrones consiguieron su propósito acudiendo a un joyero local, quien conservó únicamente la base del trofeo hecha en lapislázuli. Todos ellos serían condenados a pasar una larga temporada en prisión, aunque siempre existieron rumores de que se trató de un encargo para ser vendido a un coleccionista privado.

El hecho es que actualmente quedan dos réplicas del trofeo y que se pueden ver en Mánchester y en Río de Janeiro.

La inglesa se hizo con motivo de la pérdida del trofeo en 1966 y fue adquirida por la FIFA en los años 90. La brasileña se entregó un año después del robo del original y tenía unas características muy parecidas al original aunque sin tanto oro ni historia.

De aparecer el verdadero, su valor sería incalculable.