El día en que un ciego de la ONCE descubrió el Angliru

El mítico puerto de la Vuelta a España era un completo desconocido para el gran público hasta que en 1997 una carta lo cambió todo

El día en que un ciego de la ONCE descubrió el Angliru

El día en que un ciego de la ONCE descubrió el Angliru / SPORT

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El Angliru es para la inmensa mayoría de aficionados el gran puerto del ciclismo español. Equiparable al Mortirolo del Giro de Italia o a Alpe D'Huez del Tour de Francia en cuanto a épica, este coloso asturiano permaneció en el anonimato durante muchísimos años hasta que en 1997 fue descubierto por un informático que trabajaba para la ONCE.

Por aquel entonces, la Organización Nacional de Ciegos Españoles era uno de los equipos más potentes del pelotón y dio la casualidad que aficionó a muchos de sus trabajadores al ciclismo. Ese verano, el protagonista de nuestra historia -con menos de un 10% de visión- visitó junto a su esposa el Angliru tras haber oído a ciclituristas hablar de él como si fuese un leyenda.

El informático decidió ascenderlo como copiloto en coche una y otra vez, no dando crédito a como semejante coloso no estaba ningún trazado de la Vuelta a España. Fue entonces cuando el trabajador de la ONCE decidió mandar una extensa carta a la organización de la carrera para que localizasen este puerto y vieran en primera persona lo que se habían estado perdiendo.

En esos momentos, Internet no existía y no había las facilidades actuales para establecer si merecía o no la pena si no ibas in situ. De hecho, la Vuelta a España se había llevado alguna que otra decepción visitando puertos que eran descritos como temibles y que luego no cumplían con las expectativas.

Cuando el director de la carrera fue a verlo no daba crédito con unas pendientes imposibles y continuadas del 24% de desnivel. La Vuelta a España, sin más dilación, decidió que al año siguiente el Angliru debía entrar en su recorrido y eso que mantuvo en secreto la sorpresa para muchos de los participantes no se esperasen lo que se les avecinó en aquella primera ascensión en 1999.

Marcó un antes y un después

El puerto consiste en 45 minutos de exigencia totalmente bestial con una longitud de 13 kilómetros y donde destaca el décimo con una pendiente media del 17,4%. En ese kilómetro es donde se sitúa una de las rectas más míticas del ciclismo español conocida como la Cueña les Cabres.

Este coloso ha sido ascendido en la Vuelta a España ya en nueve ocasiones apuntando nombres de ilustres ciclistas. El Angliru, para muchos, marcó un hito en una carrera que estuvo perdida cuando decidió cambiar su ubicación en el calendario en 1995 pasando de disputarse en abril para hacerlo en septiembre.

Ese cambio hizo que muchos de los grandes ciclistas la tomasen como premio de consolación tras no hacer una buena actuación en las dos anteriores Grandes Vueltas. Sin embargo, la aparición del Angliru causó un atractivo inesperado entre los mejores ciclistas y también un cambio de mentalidad en la organización de la carrera buscando rampas imposibles como la Cueña les Cabres.

El Angliru se ha ganado por derecho propio tener la etiqueta de puerto más duro de España, pese a que su desnivel medio es del 10,2% y su altura máxima son los 1.572 metros. El coloso asturiano, sin embargo, tiene un atractivo natural que convierte cada etapa que transita por su bosque en mítica gracias a una niebla perenne y unas cuestas imposibles. Y todo gracias a la insistencia de un informático de la ONCE.