Dos años sin saber nada de Kei Nishikori, el último gran tenista asiático

El japonés lleva apartado de las pistas desde octubre de 2021 por las continuas lesiones, que le han dejado sin ranking en la ATP.

Dos años sin saber nada de Kei Nishikori, el último gran tenista asiático

Dos años sin saber nada de Kei Nishikori, el último gran tenista asiático / SPORT

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Hubo un tiempo en que Kei Nishikori fue la gran alternativa al tridente más grande de todos los tiempos compuesto por Roger Federer, Rafa Nadal y Novak Djokovic. El nipón fue en 2015 y 2016 el número cuatro del mundo y puso en apuros a las mejores raquetas de la historia, gracias a un juego dinámico y lleno de explosividad, convirtiéndose en el favorito de muchos aficionados.

Nishikori, en esos tiempos dorados, llegó a ser finalista del US Open de 2014, medallista de bronce olímpico en 2016 venciendo a Rafa Nadal e incluso conquistó en dos ocasiones el torneo Conde de Godó. El bueno de Kei era un tenista muy equilibrado, como demuestra el hecho de haber alcanzado los cuartos de final en todos los Grand Slams en una era donde hacer eso era carísimo.

La caída a los infiernos de Kei

Las lesiones, sin embargo, empezaron a cruzarse en la carrera del japonés allá por 2017, provocando su primera gran caída en el ranking de la ATP hasta el puesto 22. El jugador se hizo daño en la muñeca y no pudo competir en una gran parte de la temporada. Al año siguiente recuperó su ranking dentro del top-10, pero las lesiones pasaron de ser algo recurrente a convertirse en la tónica habitual.

Nishikori dejó de ser ese jugador versátil, duro y dominante desde el fondo para ser una suerte de superviviente dentro del circuito. El tenista, sin embargo, aguantó los dolores cada vez más frecuente porque se había marcado en rojo una fecha en el circuito. Kei tenía la ilusión de reeditar la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de su país después de conseguir la primera presea para el tenis japonés en 96 años.

La pandemia, sin embargo, impidió que su preparación fuese la mejor posible, haciendo que sus dolencias de los últimos años -especialmente en la cadera- se fueran acrecentando. Los Juegos se habían retrasado un año y quizá esa situación jugó en su contra. El jugador, además, vio como una afrenta personal toda la atención que acaparó su compatriota Naomi Osaka en los Juegos de Tokio, siendo ella la encargada de encender el pebetero olímpico.

La traición de su país

Nishikori, quien había ganado una medalla olímpica para Japón, sintió cómo los suyos le habían dado de lado por una tenista que llevaba jugando a un enorme nivel dos temporadas. El jugador hizo un enorme torneo individual en los Juegos ganando tres partidos -entre ellos uno a un top-10 como Andrei Rublev- para finalmente verse desbancado de la lucha por la medallas por el intratable Novak Djokovic.

Kei se quedó completamente hundido después de ver cómo se quedaba a las puertas de los metales, aunque se llevó el consuelo de ver cómo Osaka -la que le había quitado la opción de encender el pebetero olímpico- era eliminada antes que él a manos de la desconocida Vondrousova en un petardazo histórico.

El espejo de Andy Murray

Nishikori jugaría un par de torneos más antes de no volvérsele a ver el pelo por la ATP, cayendo en el US Open nuevamente contra Djokovic en tercera ronda y forzándole cuatro sets. El japonés dijo basta por unos dolores de cadera que no persistían en una lesión que evoca, en cierta medida, a la que ha dejado a Andy Murray jugando muy limitado en el circuito.

Desde que se sometió a la operación de cadera en enero de 2022, Nishikori ha ido posponiendo su regreso una y otra vez hasta situarse ya en el mes de junio de 2023. "He estado muy deprimido en estos últimos meses, incluso pensé en retirarme. Justo cuando estaba para volver me destrocé el tobilo", dijo en una entrevista a principios de este 2023 cuando anunció que tampoco tomaría parte en el Open de Australia.

El japonés parece, ahora sí, recuperado de todas sus dolencias y podría pedir una invitación para volver en la temporada de hierba que comienza en unos semanas. "Siendo realistas, creo que puedo jugar durante cinco o seis años más en el mejor de los casos. No sé si mi cuerpo aguantará hasta los 40, pero también es posible. Pensando así, tengo unos cinco años más. Estoy motivado para la rehabilitación y voy lo mejor que puedo", zanjó sobre su reaparición.