La cábala de Xavi que augura éxitos para el FC Barcelona en la Champions League

Xavi Hernández está de aniversario. El 6 de noviembre de 2021 el FC Barcelona hacía oficial de noche el fichaje del entrenador catalán como recambio de Ronald Koeman en el banquillo culé. Desde entonces, el ténico se ha encontrado con la cara amarga y dulce de dirigir a los culés. En lo positivo, la LaLiga que conquistó el curso pasado. En lo negativo, Europa. Nunca se ha clasificado para octavos de la Champions. Su balance de partidos: 5 victorias, 2 empates y 4 derrotas. En Europa League el panorama es más desalentador. Dos eliminaciones tempranas para sumar 2 victorias, 4 empates y 2 derrotas.

No son datos esperanzadores… o quizá sí. Porque el entrenador está siguiendo un llamativo proceso paralelo al que siguió cuando, como jugador del FC Barcelona, se estrenó en el primer equipo culé. Sus dos primeras campañas con los culés acabaron con el Barça eliminado a las primeras de cambio de la fase de grupos (como le ha sucedido ahora como entrenador), y sin mucho recorrido en Europa. Sucede que, a la tercera temporada, los culés alcanzaron las semifinales. ¿Se repetirá la cábala de Xavi? ¿Romperá el técnico el tabú con Europa con la misma fuerza que lo hizo como entrenador?

Por ahora, los pronósticos de Betfair no ven a los azulgranas como favoritos destacados. Ahora mismo los culés son el quinto candidato al título (probabildad implícita de ganarla del 9%) por detrás del City, el Bayern, el Real Madrid y el Arsenal. Por el momento las apuestas no lo colocan entre la realeza continental… pero sí que le da mucho protagonismo si se tiene en cuenta las últimas participaciones del Barça en Champions.

Dos tropiezos en el banquillo

En 2021 cayó eliminado con poca responsabilidad de un Xavi que heredó un equipo ya en decadencia. Empató a cero en Benfica y perdió ante el Bayern para decir adiós a la clasificación. Un año después, en 2022, el batacazo sí que fue inesperado. Seguramente injusto. Especialmente por los dos duelos ante el Inter, en los que mereció ganar y acabó perdiendo (1-0) y empatando (3-3). Después el Bayern de Múnich lo sentenció con dos triunfos tanto en Baviera como en Barcelona.

Bajo el efecto Shevshenko

A Xavi esa sucesión de tropiezos no le es nueva. En el año 1997 era apenas un crío de 17 años incorporado de manera habitual a la dinámica de entrenamientos y pretemporada del primer equipo, pero todavía sin espacio para jugar de manera si quiera testimonial. Aún así, ya desde dentro el mediocampista pudo saber lo que era el sin sabor de una pronta eliminación. Con Van Gaal al mando, el Barça no pasó de la fase de grupos con resultados históricos, como el 3-2 del Newcastle en Saint James Park (hat-trick de Asprilla) o el 0-4 del Dynamo de Kiev en el Camp Nou con un jovencísimo Shevshenko al frente. Aquel curso el Barça tuvo que clasificarse para la fase de grupos en la repesca de verano. Lo hizo con lo justito ante el Skonto Riga.

Más peso, misma eliminación

Un curso después, ya con Xavi más integrado en la dinámica del primer equipo, el Barça también cayó en la fase previa en un grupo en el que el Bayern (finalista de aquella edición) fue, de nuevo, verdugo catalán. Los germanos ganaron en Alemania y Barcelona. En ese grupo también estaba el Manchester United, contra el que Xavi debutó en la Liga de Campeones (3-3 en Old Trafford) y que, a la postre, sería el campeón con dos goles en los últimos minutos. La final se jugó en Barcelona.

A Semifinales y un casi clásico en la final

Fue un año más tarde cuando Xavi rozó las mieles europeas por primera vez en su carrera. En la campaña 1999-2000, los azulgranas llegaron a semifinales. El Valencia les eliminó tras golear en Mestalla (4-1) el 2-1 del Camp Nou fue insuficiente. Xavi jugó a la vuelta. El rival de los che en la final fue el Real Madrid, que acabó ganando la Octava en París. De haber sido el Barça el equipo clasificado, se habría vivido un histórico clásico en Saint Denis.

El caso es que ahora el camino de Xavi como técnico en el Barça se repite al que tuvo como jugador: dos eliminaciones tempranas en Champions para, a la tercera, soñar con volar más lejos. Un umbral, el de la fase de grupos, que ejerce de muro psicológico para el entrenador, pero que una vez traspasado, podría ser recuerdo pasado para este equipo que en competiciones del KO ha demostrado alto nivel competitivo y que sueña, por qué no, con reverdecer laureles no tan pasados en uno de sus torneos fetiche.