Cuando el Borussia Dortmund fue protagonista del mayor sonrojo en la historia del Bernabéu

El rival del Real Madrid en la final de la Champions fue invitado involuntario de un peculiar episodio vinculado a la caída de una portería en uno de los fondos

La meta se partió y el Real Madrid no tenía en ese momento portería suplente en el estadio para sustituirla. El duelo estuvo a punto de no disputarse por ello

La portería rota del Bernabeu

La portería rota del Bernabeu / Twitter

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Aquel 1 de abril de 1998 todo iba como la seda. El Santiago Bernabéu presentaba un aspecto espectacular, con su aforo a reventar e incluso por encima de las localidades previstas. Cosas del protofutbol y las gradas de pie. La euforia era grande. Enorme.

El Real Madrid volvía a pisar las semifinales de la Champions League ante el Borussia Dortmund (el rival ante el que ahora se jugará la 15ª en Wembley) y lo hacía como claro favorito. Poca broma. Ahora el Real Madrid parece habituado a ganar Champions casi cada temporada, pero entonces habían pasado 32 años desde su última orejona. La anhelada Séptima estaba cerca. De ahí la expectación de un partido que pronto viró de la alegría, al bochorno. De la expectación, a la vergüenza. Y todo por culpa de una portería.

Esa noche, el Real Madrid era muy favorito a ganar al Borussia como ahora lo es en las apuestas de fútbol de Betfair a llevarse la final, con una probabilidad implícita del 77%. Y así pasó. El Real Madrid venció 2-0 con goles de Morientes y Karembeu. Claro que el partido se retrasó cerca de una hora y media y a punto estuvo de no disputarse.

Aquella portería cayendo

Porque poco antes de que comenzara, los hinchas radicales que estaban en el fondo sur, se subieron a la antigua verja de separación que intentaba evitar el lanzamiento de objetos. El peso de estos hinchas hizo que la verja se partiera, con tan mala suerte que la portería de ese fondo estaba atada precisamente a esa verja. La meta también cayó y se partió por los palos.

Así no había forma de disputar el partido. Fue entonces cuando comenzó una historia más que rocambolesca que tuvo final feliz (el partido se jugó), pero eco mundial negativo para un Real Madrid al que incluso la prensa alemana que retransmitía el partido en directo pedía su expulsión de la Champions o que el partido se le diera por perdido 3-0 como si fuera una incomparecencia. El caso es que el duelo sí que se jugó porque el árbitro, Mario Van der Ende dijo que, si se podía sustituir la meta, el duelo se jugó. El problema es que entonces el Bernabéu no tenía portería suplente alguna. ¿Cómo hallaron esa meta de reemplazo? A la carrera y a la española.

El camión milagroso

Con mucha improvisación y una pizca de suerte. Agustín Herrerín, mítico delegado del equipo blanco fallecido recientemente, pidió a la Policía que lo acompañara junto a la furgoneta de material a la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid, apenas a un kilómetro del Bernabéu. Una vez allí, su intención era intentar cargar alguna portería de entrenamiento en la furgoneta y regresar al Bernabéu.

Para su suerte, Herrerín se encontró dos camioneros que estaban cenando cerca de la Ciudad Deportiva en su parada antes de seguir rumbo a Ciudad Real. Les asaltó y les preguntó si podían usar su camión (que iba con un volquete detrás) para cargar la portería. “Os pago lo que queráis”, les dijo. Aceptaron. Luego se les pagó 100.000 pesetas, 600 euros. A la carrera y en dirección prohibida.

Con la Ciudad Deportiva cerrada, tuvieron que tirar una valla, accedieron a la instalación y, como pudieron, cargaron la portería en el camión y se lanzaron a transportarla (incluso entrando en dirección prohibida en alguna calle) para meterla en el Bernabéu. Tampoco fue sencillo, porque la meta no entraba por uno de los túneles laterales de acceso al verde.

Finalmente lo consiguieron y, tras 75 minutos de aventura, instalaron la portería, que finalmente fue la que se usó para el partido. Por cierto, esa portería no recibió ninguno de los dos goles con los que el Real Madrid dejó sentenciado el pase a la final. En la vuelta los de Heynckes empataron a cero y más tarde, en la final, acabaron ganando a la Juve por 1-0 con gol de Mijatovic. La famosa Séptima merengue.