Los crímenes más salvajes de Barcelona: 'Marqués de Alcántara', el estrangulador que iba a misa

Descubre la parte más oscura de la ciudad a través de sus crímenes 

El estrangulador de Barcelona

El estrangulador de Barcelona / SPORT.es

Comprender la compleja mente de un homicida no siempre es fácil y más cuándo hablamos de crímenes que sucedieron en el pasado. Pero lo cierto es que la ciudad condal está repleta de casos de asesinatos que, por diferentes razones, han saltado a la actualidad de nuestros días.

Uno de estos casos es el conocido como el del falso 'Marqués de Alcántara', un asesinato que ocurrió en los años setenta en Barcelona y que te helará la sangre al conocer lo fácil que es quitar la vida a una persona.

En el que conocemos hoy en día como hotel Le Meridien, cerca de Las Ramblas de Barcelona, es donde sucede este trágico asesinato. Un día del mes de noviembre de 1971 una chica fue encontrada sin vida, estrangulada.

¿Su asesino? El profesor de dibujo Manuel Sebastián, que había alquilado una habitación en este lujoso hotel bajo el nombre del 'Marqués de Alcántara'. Eligió este nombre falso a pesar de no tener ningún tipo de vínculo con la nobleza.

Lo más curioso de este caso es que Manuel iba a misa y, más tarde, se quedaba a dormir en lujosos hoteles bajo el nombre de identidades falsas. En esta ocasión, el nombre elegido fue 'Marqués de Alcántara', pero podía haber sido cualquier otro. Este nombre fue escogido al azar, ya que no existe ningún marqués de Alcántara como tal, pero si un palacio con este nombre.

El cuerpo sin vida de la joven Dolores Llorens, fue hallado por una empleada del hotel y cuenta que el olor en la habitación era insoportable. Dolores era una enferma mental que había desaparecido y se había escapado de casa, ya que sus padres querían internarla en un hospital o consagrarla a Dios en un convento.

La joven había muerto estrangulada por el falso Marqués de Alcántara. A Manuel le gustaba salir, pasear, contratar prostitutas y pintarlas. Por eso, cuando se encontró a Dolores saliendo de misa y al verla en tan malas condiciones, no dudó en llevársela al hotel.

Manuel intentó tener relaciones sexuales con ella, pero no pudo, lo que provocó las bromas de la joven. Este fue el móvil del estrangulamiento. Que la mujer se riera de su disfunción eréctil hirió gravemente los sentimientos del hombre, y por eso acabó con su vida.

Manuel huyó con una identidad falsa, haciéndose pasar por un ciudadano portugués, pero de nada le sirvió. La policía tenía su fotografía y, por tanto, tuvo que confesar el crimen. Fue condenado a once años de prisión por homicidio con el atenuante de trastorno mental transitorio.