Adiós a las incrustaciones en la rejilla de la cocina: el truco del remojo para sacar todas las costras acumuladas

La cocina está continuamente expuesta a las manchas más típicas que nacen de esta labor

 Toda receta lleva consigo un mínimo de aceite que es capaz de ensuciar por completo una estancia a la que acabamos de sacar brillo

Consigue quitar la suciedad de las rejillas de la cocina de gas con este truco de limpieza

Consigue quitar la suciedad de las rejillas de la cocina de gas con este truco de limpieza / Sport

Valeria Montero

La cocina está continuamente expuesta a las manchas más típicas que nacen de esta labor. Las salsas, los restos, las salpicaduras y todo el tipo de inconvenientes que lleva consigo invertir tiempo cocinando suelen traer consigo sobre todo un elemento común difícil de eliminar: la grasa. Toda receta lleva consigo un mínimo de aceite que es capaz de ensuciar por completo una estancia a la que acabamos de sacar brillo.

Uno de los elementos que más sufre las consecuencias en este caso es la rejilla de la cocina. Estos elementos cuya función principal es servir de sustento en los fogones de las cocinas donde no existe vitrocerámica. Por esta misma razón suelen ir a parar sobre ellas todos los restos salpicados de la sartén, además de recibir directamente el impacto del fuego. A pesar de estar compuestas por un metal muy resistente a todo lo que le echen, una rejilla no está exenta de las manchas más rebeldes.

El metal a remojo

Por norma general, esta superficie suele caer bastante en el olvido a la hora de darle una pasada con la bayeta a la cocina. Cuanto más tiempo dejemos pasar, más se incrustarán los restos y, por lo tanto, más complicado será eliminarlos. No está todo perdido. Todavía estás a tiempo de recuperar su aspecto original; solo necesitas un poco de paciencia, un estropajo de metal y una espátula.

Para empezar, prepara los útiles que vas a necesitar. Para la limpieza, lo más conveniente es que eches mano del detergente y vacíes el fregadero. La clave de este consejo está en dejar durante bastante tiempo las rejillas sumergidas, así que llena el lavabo de agua y echa unas cuantas gotas de detergente y un par de tazas de vinagre blanco.

Una vez hayan pasado unas cuantas horas desde que la rejilla estuvo en remojo, prepara una pasta de bicarbonato y detergente bien mezclados, hazte con un estropajo de malla y comienza a frotar por toda la estructura. El remojo previo debería haber servido para ablandar la costra que lleva años formándose.

Aún no hemos terminado. Si no has conseguido que salgan todos los restos acumulados seguramente sea porque la suciedad lleva años acumulándose sobre la rejilla. Si este es tu caso, echa mano de una espátula para ir levantando los restos poco a poco después de usar el estropajo. Ten en cuenta que si lo haces con un cuchillo podrías dañar la rejilla, así que lo más conveniente es que lo evites.