La vie en rose

Messi, en el primer entrenamiento con el Inter Miami

Messi, en el primer entrenamiento con el Inter Miami / INTER MIAMI

Carme Barceló

Carme Barceló

Ya podían caer chuzos de punta y abrirse los mares que la presentación de Messi en Miami iba a convertirse, seguro, en uno de los eventos del año. Lo sabían él, su padre, sus ex equipos y el actual. La tormenta tropical era un ‘txirimiri’ comparado con el impacto de la llegada del argentino a tierras americanas. Horas antes ya se habían llenado las redes sociales de imágenes en rosa, preludio de la nueva vida del mejor futbolista de la historia.

Allí le esperaban como agua de mayo -y a fe que les cayó toda la del mundo- y aquí lo veíamos de reojo, en un ‘sí es, no es’ de manual que nos marcaba otro camino. Porque aunque el retorno de Messi al Barça fue posible en algún momento, lo cierto es que los únicos que se comunicaron verbalmente fueron Xavi y él, a Mateu Alemany no le hacía ninguna gracia ese retorno y varios miembros de la junta directiva (del núcleo duro y del blando) se mostraron abiertamente contrarios a ello. No hay dinero, no hay consenso y si aquí el color que marca la economía se acerca peligrosamente al negro, mejor ver su felicidad de lejos y prepararle el homenaje que merece en el nuevo Camp Nou.

Reconozco que ver a Messi feliz no me duele nada. Más bien al contrario: pienso que me alegra que le vaya bonito aún cuando sea en una liga menor. Le será suficiente para acometer sus próximos objetivos que decidirá en el momento. Él se lo puede y debe permitir, que se lo ha ganado. Me gusta verle maduro, sencillo y empoderado. Me encanta pensar que se siente en familia, con la propia y la que ha formado con amigos del alma y de confianza como Busquets y los que están por llegar. ‘La vie en rose’ se escribió en un café de los Campos Elíseos, allá por 1945, y Leo se ha ido de París con un gusto amargo que ya ha borrado. Le espera una vida con azúcar y en colores pálidos, los que él ha elegido para ir cerrando una etapa profesional. Le rodearán muchos hispanos y un puñado de famosos locales que le han dedicado un video que, si hubiera que ponerle precio, no encontraríamos espacio para los ‘ceros’. Incluso el cantante Camilo luce en él unas gafas rosas, un guiño más para que Messi sienta que llega a casa y compruebe que está arropado. Veremos en la grada a lo más granado de la ciudad y sé que Leo y los suyos van a disfrutar de este periodo más de lo que imaginan.

Cristiano, con el que compartió una época dorada de La Liga, también pone el rosa en su vida con un brazalete de capitán del Al Nassr a la par que reivindica la competición árabe. Curioso. Lo hace justo después de la fiesta de Miami, de jugar un partido ante el Celta al que su equipo endosa cinco goles y ninguno marcado por él. Es más, fue sustituido en el descanso con un empate a cero y cuando lo veía desde el palco, llegó la goleada. Su egocentrismo y su escasa humildad le han llevado a declarar que, desde que él llegó, esta competición árabe es mejor que la MLS. Ítem más: aseguró que la Premier supera a la liga española en todo. Su obsesión por Messi no sé si le deja dormir pero tengo muy claro que no le deja disfrutar. Lo entiendo. Sigo buscando a vip’s saudíes o vinculados dedicándole una bienvenida. Allí la vida no es rosa. Es dorada. Pero que te vaya también bonito, oye.

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