El Barça que nos hemos perdido
Pedri y Ansu están llamados a definir la era post-Messi
Hacía meses que el nombre de Messi no aparecía en una rueda de prensa del Barça. Su recuerdo se diluyó mientras el barcelonismo proyectaba grandeza en el 0-4 del Bernabéu. Aquello fue un subidón de dopamina, un químico que se dispara en nuestro cerebro cuando logramos el primer paso rumbo a un objetivo. Los expertos dicen que es una sensación de euforia más conectada a la expectativa, y a la víspera, que a la realidad.
Con el tiempo aquel equipo, y aquella actuación, se ha destapado como un breve pasaje de excelencia. El Barça se ha pasado media temporada haciendo equilibrios con el relato. Al barcelonismo le ha costado bajarse del carro de los títulos para volver a abrazar el mensaje de paciencia y reconstrucción.
Entre el realismo desencantado de Koeman y el optimismo natural de Laporta, encontramos a Xavi. El técnico habló hace unos días de la era post Messi. De la dificultad de recomponerse a la ausencia de un futbolista que ganaba partidos andando. Sin él, las miserias de los últimos años se pueden ver, ahora, a la luz del día. Otro de los retos ha sido gestionar una plantilla con pocos futbolistas en su pico: la gran mayoría, o está sacando la cabeza en la élite o está en la recta final de su carrera.
Xavi insiste en la idea de recuperar el modelo, porque ya no disimula con el diagnóstico: el equipo fue perdiendo los hábitos de otras épocas y la radicalidad del estilo.
Sin Messi, tiene la libertad de construir algo nuevo, pero ha sufrido un lastre implacable: las lesiones de jugadores claves. El Barça que nos hemos perdido es el de Ansu y Pedri. En los últimos 10 meses han coincidido 89 minutos en el césped. El dado es demoledor y define una temporada. En dos años han coincidido únicamente en 13 partidos y en seis de ellos, casi la mitad, han jugado en momentos diferentes.
Esta temporada ha quedado aún más claro: hay un Barça con Pedri y otro sin él. El canario es el hilo conductor, el jugador que da estructura al equipo; un facilitador que hace mejor a sus compañeros.
El primer gran logro de Pedri fue resucitar a Messi, el segundo hacer suyo el equipo ya sin el argentino. En en un Barça con problemas de control, su presencia es la red de seguridad de Xavi.
La otra gran ausencia está siendo Ansu, otro elegido. El futbolista con más gol de la plantilla. Xavi no ha podido disfrutar del otro jugador llamado a ser la bandera del proyecto. Tampoco de los automatismos que espera construir a partir de Ansu y Pedri.
El Barça ha llegado al final de temporada con una situación antinatural: luchar por estar en los puestos de Champions. Un objetivo que ha rebajado la tensión competitiva del equipo y el interés del culé. Entre la euforia de los mejores meses y la decepción presente, está la fotografía de un Barça embrionario que tiene una base estimulante para una nueva era.
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