No traten a Araujo como a un canterano

Araujo llegó al Barcelona con 19 años

Araujo llegó al Barcelona con 19 años / EFE

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Cuando Ronald Araujo firmó su primer contrato con el Barça, un fino vello ya asomaba queriendo parecer una perilla debajo de su rostro. Tenía 19 años y ya era un jugador importante en la selección sub-20 de Uruguay. De hecho, su fichaje no fue gratis y le costó al Barça una cifra que supera el millón y medio de euros. En definitiva, cuando Ronald Araujo llegó al Barça, lo hizo siendo, ya, un hombre. Su primer equipo en Barcelona fue el Barça B y, junto a García Pimienta, aprendió todo aquello que debe aprender un central par jugar en el Barça y, ahora sí, ser un hombre hecho y derecho. Araujo demostró en muy poco tiempo que le gusta ganar, aprender, disfrutar y, lo más importante, que tiene sitio para estar en la primera plantilla, que no le viene grande y que da igual qué entrenador dirija al equipo. Está listo para todo.

Que el presente es suyo y tiene color blaugrana es una obviedad, tanto como que el pasado es tan reciente que considerarle un canterano sería un grave error. No lo es. No lo ha sido ni lo será nunca. Y eso marca una carrera. Araujo llegó para jugar en el filial y, tras currárselo mucho, ahora juega en el primer equipo. Ni juveniles, ni cadetes, ni mucho menos infantiles o alevines: Araujo nunca ha crecido mamando barcelonismo más allá de lo que haya podido adquirir durante su tiempo en el Barça B. Parece esto algo secundario, pero no lo es. No lo es cuando a Ronald se le pide que piense como Gavi, que antes fue culé que profesional. Y tampoco será nunca como Nico, que renunció a una oferta mareante del City para hacer realidad su sueño. 

Ronald Araujo es un pedazo de central que, si quiere, hará historia en el Barça, pero que nadie le pida más compromiso que el compromiso que un profesional del fútbol tiene con su profesión: el dinero. Cuando día tras otro aparecen equipos interesados en el uruguayo, ya sea el PSG, el United o cualquier medianía de la Premier, busquen la razón en sus agentes, que son quienes airean las intimidades de una negociación que se soluciona con billetes. Está en su derecho porque de eso va este deporte, más allá de que quien acude al Camp Nou con la bufanda crea que Araujo forma parte de ese grupo de jugadores que han triunfado en el primer equipo tras haber crecido en su fútbol base. Y no, Araujo no creció en la cantera, sino que llegó al Barça siendo un medio hombre que está acabando de serlo entero entre los grandes. Y, para ello, quiere que le paguen como tal. Es el club ahora quien debe decidir si lo merece ya o debe buscarlo fuera.