Opinión

Un ojo en la sala de máquinas de l’Espai Barça

Laporta intervino de nuevo públicamente para los medios

Laporta intervino de nuevo públicamente para los medios / AFP

La directiva del FC Barcelona tiene la autorización de los socios para pedir un crédito de hasta 1.500 millones de euros para la construcción del Espai Barça después de su aprobación en el pasado referéndum. Goldman Sanchs, el fondo de inversión americano, con una sede en Madrid, está dispuesta a aceptar la petición de la junta directiva, pero le va a exigir una serie de condiciones para asegurarse recuperar la inversión que va a efectuar. Lógico: aquí nadie deja dinero porque sí, sino para asegurarse un retorno a futuro. Antes que nada, Goldman Sachs quiere asegurarse de que el Barça empiece las obras y, de momento, esto no ha  ocurrido por las modificaciones sobre el plan inicial aprobado en su día por l’Ajuntament de la Ciudad Condal. La directiva de Joan Laporta ha decidido cambiar la ubicación de las zonas VIP (de la primera a la tercera gradería), con lo que precisa de unos permisos especiales que, de momento, no tiene. El cambio permitirá tener más zona VIP, más zona a comercializar, pero, según algunos expertos, de peor calidad por estar más alejada del terreno de juego. 

Otra de las condiciones que pone Goldman Sachs es la de enviar a Barcelona a un grupo de ejecutivos para controlar las obras cuando estas empiecen. Quieren controlar tanto la gestión como el área comercial para la explotación del estadio con el fin de asegurarse el buen funcionamiento del proceso y la captación de un máximo número de ingresos para poder recuperar en beneficios su apuesta. Las obras deberían empezar en junio pero... nadie asegura que será así, porque no todo va tan rápido como se esperaba. Una pena porque el Camp Nou precisa una remodelación y esperemos que no se demore mucho más, pues a este paso podremos comparar el nuevo estadio con la Sagrada Familia, ya que Núñez ya planeó un cambio, Laporta propuso el proyecto de Foster, luego Rosell inició el Espai Barça con cambios sustanciales que Bartomeu tampoco logró a convertir en realidad, pese a que ya se produjeron sustanciosos avances como la construcción del Johan Cruyff y el derribo del Mini Estadi. Sin embargo, el barcelonismo precisa ver definitivamente como el Camp Nou se convierte en una obra moderna, actual, atractiva y turística. Por tanto, que nadie se despiste mucho para que las obras puedan empezar, cuanto antes mejor.