Si por algo tiene que ser recordado Jesé Rodríguez en el mundo del fútbol no será especialmente por brillar a lo largo de su carrera. El jugador de las Palmas de Gran Canaria fue desinflando las expectativas depositadas en él y ninguno de los nueve equipos por los que ha pasado en estos diez años ha dejado huella. Real Madrid, PSG, Las Palmas, Stoke City, Real Betis, Sporting de Lisboa, Ankaragücü, Sampdoria y Coritiba un compendio de su trayectoria.
De hecho, la enésima prueba de ello, dejando a un lado aspectos extradeportivos, ha sido el despido del club en el que jugaba hasta ahora, el Coritiba, para volver al paro. Todo esto, a tres jornadas de que concluya el Brasileirao y habiendo descendido a la categoría de plata. Si ya bajó a Serie B la pasada temporada con la Sampdoria, en esta no ha tenido mejor suerte. Su momento estelar fue ante el Fluminense, en el que pudo marcar el que ha sido su único gol con el conjunto dirigido por Thiago Kosloski. Jesé ha disputado 90 minutos entre los seis partidos que ha disputado.
El canario, pese a su poca incidencia en los equipos por los que ha pasado, alberga un palmarés envidiable con hasta dos Champions League, un Mundial de Clubes, una Supercopa de Europa, una Liga y una Copa del Rey, conseguidos con el Real Madrid, pese a su poca incidencia. A todos estos títulos se junta el haber compartido vestuario con jugadores como Cristiano Ronaldo, Benzema, Neymar o Mbappé
Una frase demoledora
“En cuatro años me veo ganando el Balón de Oro”, aseguraba Jesé Rodríguez cuando dio el salto al primer equipo del Real Madrid. Una frase que le acabó pesando al canario durante el resto de su carrera deportiva.
El canterano del conjunto blanco siempre estuvo rodeado de unas expectativas que nunca llegó a estar cerca de cumplir. Ya no solo las comparaciones fueron su gran lastre, sino también su propio ego.
Los años pasaron y su carrera se fue diluyendo, hasta el punto de tener que marcharse en 2016 de aquel lugar donde quería acabar como un galáctico. Su paso por el fútbol profesional podría resumirse en que se estrelló antes de convertirse en la estrella que toda la capital pronosticaba que iba a ser.
