Barcelona players rated at the halfway stage of the season

Es difícil imaginar que Ter Stegen pueda ser mejor portero de lo que es hoy. El alemán ya era muy bueno la temporada pasada, pero este año está, sin duda, entre los tres mejores porteros del mundo. Suyo es un alto porcentaje de culpa de que el Barça encaje tan pocos goles. Ha salvado muchos partidos.

Se le intuyen más cosas de las que se le ven, pero el portugués, que ha tenido una presencia irregular, ha dado muestras de ser fuerte mentalmente y no pesarle la camiseta. Cuando crezca, Sergi Roberto podrá dar un paso adelante y lograr lo que pide a gritos: jugar en el centro del campo.

Es humano y atravesó un par de semanas algo dubitativo, pero el resto de lo que va de temporada ha mantenido el nivel que le convierte en uno de los grandes centrales del mundo. El mejor, si hablamos del Barça. Contundente por alto, rápido al corte y con madera de líder. Imprescindible.

Es una pieza básica en el centro del campo de Ernesto Valverde. Trabaja a destajo para los demás y lo hace sin medir esfuerzos. Además, posee una inteligencia táctica que el Txingurri ha aprovechado para dar mayor cobertura defensiva al trabajo de Sergio Busquets. Un grande.

Sin Xavi Hernández, el eje vertebrador del fútbol blaugrana quedó en sus manos. Desde su posición privilegiada da ritmo al partido cuando lo requiere y lo frena si es necesario. Es el mayor pasador de la Liga por méritos propios. Cuando el equipo mira hacia atrás, se siente muy protegido.

Ha ofrecido muy buenas actuaciones saliendo desde el banquillo, pero le ha costado más siendo titular. No debe haber acabado la temporada satisfecho con los minutos que le ha dado Valverde, que aún no le considera un titular indisctubile. Necesita regularidad para crecer y no la tiene.

Ni juega ni quiere jugar. Entrena cuando le apetece y da más la sensación de un futbolista retirado que de un profesional de pies a cabeza. El Barça tiene un problema con él porque tampoco da la sensación que le apatezca dejar de vivir en Barcelona. Urge su salida en enero.

Esta temporada, como si el tiempo no hubiera pasado para él, parece un juvenil con ganas de comerse el mundo. Tiene menos pelo y más canas, pero el Barça ha recuperado una versión incluso mejorada del talento manchego. Sin Neymary con Paulinho debe trabajar menos y disfrutar más. 

La marcha de Neymar y el cambio de sistema le obligó a reubicarse, a encontrar su sitio en el campo. Ello provocó algunos problemas que afectaron a su rendimiento goleador. Pero, una vez resueltas las dificultades tácticas, Suárez ha vuelto a ser el de siempre. Insustituible.

No es solo que cada año que pasa mantenga lo que le ha convertido en el mejor futbolista de la historia, sino que, además, añade virtudes a su amplio abanico. Ve el fútbol como nadie, sigue teniendo el mismo gol, es el líder indiscutible y cada vez que pasa por Madrid la lía. Ya se le echa de menos y aún no se ha ido.

Nada bueno ni malo se puede decir de Ousmane Dembélé, el fichaje estrella del pasado verano en el Barça. Se rompió en Getafe y, desde entonces, se ha dedicado a recuperarse de la lesión. Podrá valorarse su aportación a partir de febrero. Lo poco que jugó es insuficiente para ser evaluado.

Un caso parecido al de Dembélé, incluso peor. El hispano-brasileño acaba de obtener el alta médica después de más de ocho meses lesionado, desde la pasada temporada. Podría cambiar de aires durante el mercado de invierno, al que habrá que estar atentos.

Ha jugado tres partidos: dos de Copa ante el Murcia y uno de Champions ante el Sporting de Portugal. No ha recibido ningún gol. Acepta el rol de suplente y habrá que ver qué pasa en la Copa a partir de ahora, pero Valverde sabe que tiene recambio de garantías por lo que ha visto hasta el momento.

Ha llegado el momento de agradecerle todo lo que ha dado al Barça durante las muchas temporadas que ha formado parte del club. Profesional íntegro, lo que ha vivido esta temporada es una prórroga en su relación con el club blaugrana. Umtiti le ha pasado por delante y se va a jugar a China.

Criticado por los 40 millones que pagó el Barça por él al Huangzhou chino, pero también por desconocimiento, el brasileño ha cautivado en el Camp Nou. Por su entrega, por su calidad y por sus goles, siendo el tercer máximo realizador del equipo. Es un fijo para Valverde y ha demostrado que el fútbol tiene muchas caras, incluso para el Barça.

Los veinte minutos en Valencia han pesado demasiado en la opinión que se ha formado a su alrededor. Más allá del mal partido en Mestalla, el de Riudarenes ha combinado buenas actuaciones con otras que no lo han sido tanto. Acaba de llegar y no es fácil, pero el Barça no es un club que dé tiempo a nadie.

Poco más se puede pedir a un futbolista suplente que debe lidiar con el banquillo más de lo que desearía porque tiene por delante a Luis Suárez. Suma cinco goles, uno menos que Paulinho, pero también ha dado asistencias. Valverde debe agradecerle su profesionalidad e integridad. Alcácer sonríe.

Es, junto a Iniesta, uno de los futbolistas más beneficiados por la marcha de Neymar y la llegada de Valverde. Lo hace todo bien. Corre, aprieta, defiende, ataca, centra, asiste y, esta temporada, incluso marca. ¿Qué más se le puede pedir? Es sin duda uno de los futbolistas de lo que va de temporada.

El momento por el que atraviesa Jordi Alba provoca que Digne tenga muy pocos minutos esta temporada. Es imposible quitarle el sitio a su compañero. El francés es honesto y, cuando debe aparecer para dar descanso, lo hace de forma correcta, pero es obvio que no es lo mismo.

Otro de los grandes triunfadores en lo que va de temporada. Pide a gritos jugar en el centro del campo, pero es que no hay mejor lateral derecho en la Liga hoy que él, así que Valverde debe pensar que lo que le da al equipo desde su posición compensa. Lo hace todo bien en ataque y ha mejorado muchísimo en defensa.

Ha tenido partidos de los grandes como en el Bernabéu en la Supercopa, San Mamés o el Wanda Metropolitano y no ha sabido aprovechar ninguno. Cuando cuesta responder qué tipo de jugador es que algo falla. Es elegante y tiene técnica, es lo mejor que se puede decir de él.

Juega poco, pero siempre lo hace con una sonrisa en la boca y sin notar ningún tipo de presión. Es de los que ven el vaso siempre medio lleno y eso en una profesión como la de futbolista es mucho. Aporta más en el vestuario que en el campo porque tiene pocos minutos, pero cuando sale lo hace bien.

Hacía mucho tiempo que el Barça no fichaba a un central para que ejerciera de central y, además, supiera ser central. Es titular indiscutible por méritos propios, no porque Mascherano haya dado un paso atrás. Lo peor es que acaba el año lesionado, pero volverá más fuerte.

Hacía muchos años que Thomas Vermaelen no jugaba tantos partidos de forma consecutiva. El belga ha puesto punto y final a un calvario y vuelve a ser feliz disfrutando del olor que el césped solo tiene cuando hay algo en juego. Zubi tenía razón: era un futbolista de rendimiento inmediato.