Foto: Critérium de Dauphiné
En zonas rápidas con el asfalto mojado el peligro se multiplica. En esta situación, en caso de caída, las consecuencias pueden ser fatales, por lo que los ciclistas prefieren anticiparse y asegurar una posición más segura en la parte delantera. Así, en caso de caída, es más probable que se “salven de la quema”. Pues las caídas existen, y además esta temporada están teniendo un impacto mayor de lo habitual en los líderes de los equipos.
No es ser negativos, sino relegarse la realidad de la carrera. Es normal que los líderes de los equipos se quieran posicionar bien y estar seguros, pues son momentos decisivos para el devenir de la prueba.
Precisamente, durante la segunda etapa del Critérium de Dauphiné ha ocurrido una de esas caídas que ponen los pelos de punta: una montonera masiva a mucha velocidad.
Mientras los equipos de los líderes (UAE, Visma, Soudal y BORA) estaban intentando avanzar posiciones en el pelotón, se ha producido a 28 km de la línea de meta una caída masiva en la parte delantera del grupo. Alrededor de 60 corredores se han visto implicados con mayor o menor gravedad.
Y los líderes no se han podido salvar de la caída.
Entre los que han acabado en el suelo estaban Remco Evenepoel, Primoz Roglic y Juan Ayuso entre otros muchos ciclistas. Ninguno de los tres sufrió graves consecuencias por el impacto, pero ver a Evenepoel sentado, inmovil y tocándose el hombro recientemente operado ha hecho temer lo peor tras su caída en la Itzulia.
Roglic, a los pocos minutos estaba hablando con sus compañeros. Mientras que Juan Ayuso también se quejaba de dolores y finalmente abandonaba la carrera.
Uno de los equipos más afectados ha sido el Visma Lease a Bike, en el que abandonaban Dylan Van Baarle y Steven Kruijswijk que ha tenido que ser trasladado en ambulancia. Parece ser que no la suerte no le acompaña en este año al Visma Lease a Bike que resta a la espera de la recuperación de Vingegaard. La presencia de ambos para el Tour de Francia se complica.
Pasados unos minutos de la caída, la organización decidió neutralizar la etapa hasta el final sin dar tiempos ni ganador. Una jornada que se preveía de transición y que demostraba que en el ciclismo actual cualquier imprevisto puede ser decisivo.