Foto: Annie Spratt / Unsplash
Montar en bicicleta significa pasar mucho tiempo en una misma postura. Además se trata de una postura poco natural, por así decirlo, pues el cuerpo humano ha evolucionado a lo largo de miles de años para mantenerse erguido, sentado o tumbado, pero nunca para montar en una máquina de dos ruedas creada por él mismo.
En cualquier caso, la realidad es que muchos ciclistas hemos sufrido dolores lumbares y de espalda en mayor o menor intensidad así como en mayor o menor frecuencia a lo largo de nuestra vida.
En función de esta frecuencia y la intensidad del dolor será conveniente acudir a un especialista para descartar posibles patologías como hernias discales, escoliosis, profusiones discales… Estos problemas provocan compresiones de los nervios que pueden llegar a ser muy dolorosos. Un médico o un fisioterapeuta especializado serán las personas más capacitadas para realizar un diagnóstico y descartar enfermedades.
Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, el dolor en la espalda que sufrimos los ciclistas se produce por problemas posturales y mecánicos. Como comentábamos anteriormente cuando montamos en bicicleta estamos adoptando una posición para la que el cuerpo no está biológicamente preparado, lo que produce presiones en zonas que no están preparadas muscular, ósea y articularmente.
Además, si la talla no es la correcta o la colocación del manillar y el sillín no es la adecuada, estaremos forzando a nuestro cuerpo a adoptar una posición que puede ser más molesta y dañina a largo plazo. En este artículo os explicamos cómo elegir la talla de la bicicleta.
De hecho a la hora de saber tu talla es esencial conocer la longitud de tu pierna. La medición de la entrepierna es un factor algo más fiable que la altura de la persona, lo cual nos permitirá elegir mejor nuestra talla de bicicleta. En nuestro artículo acerca de la altura del sillín te mostramos la mejor manera para medir la altura de la entrepierna.
Evidentemente, sobre la bicicleta no nos mantenemos rectos todo el tiempo, lo que significa que nuestra espalda tenderá a arquearse para encontrar una mayor comodidad. Al final, este arqueamiento favorece un encorvamiento de la zona lumbar hacia atrás (cifosis lumbar). Y este encorvamiento aumenta la presión sobre los discos invertebrales, una especie de almohadillas que tenemos entre las vértebras. Y este aumento de la presión puede afectar a los nervios de la médula espinal, lo cual puede provocar dolor de espalda y lumbar.
Para luchar contra el dolor de espalda es esencial tener un core (esencialmente la musculatura del tronco) fuerte y flexible. Y de manera más específica los abdominales y las lumbares harán que, tras pasar varias horas sobre la bici, notemos una mejoría durante y tras el ejercicio físico.
En este artículo os explicamos cómo fortalecer el core en 10 ejercicios que puedes realizar diariamente. Pues cuanto mayores sean la fortaleza y la flexibilidad del core, más alejaremos la posibilidad de sufrir dolores de espalda. Fortalecer esta parte de tu cuerpo aumentará tu estabilidad del tronco y permitirá una mejor transmisión de la fuerza que estás realizando sobre la bicicleta.