Desde el primer Tour de Francia, en 1903, ha habido numerosos momentos espectaculares, pero podemos destacar algunos que han marcado huella.
10 Momentos del Tour de Francia para recordar
1. El Tour de Francia de 1948 y la machada de Gino Bartali en los Alpes
Gino Bartali era una leyenda del ciclismo italiano, pero, ya con 34 años, parecía estar en el ocaso de su carrera. Sin embargo, en el Tour de 1948, y pese a estar a 21 minutos del liderato, todo cambió: el 15 de julio atacó en la etapa alpina que llegaba a Briançon y ese fue el inicio de una sucesión de victorias con las que logró el amarillo en París.
2. La borrachera (no buscada) de Abdel Kader Zaaf
Abdel Kader Zaaf era un ciclista de origen argelino que, por su condición de musulmán, era abstemio. Por equivocación, y en la etapa del Tour de 1950 que finalizaba en Nimes, tomó de un trago una botella de vino que le tendió un aficionado, se emborrachó y se desmayó, acabando en el hospital.
3. “Il Campionissimo” Fausto Coppi y Alpe d´Huez
Pese a que solo ganó dos Tours, Fausto Coppi, “Il Campionissimo” se considera el segundo mejor ciclista de la historia, solo por detrás de Mercks. Entre sus gestas, está la victoria en la primera ascensión a Alpe d´Huez, en el Tour de France de 1952 que ganaría con autoridad.
4. Bahamontes, el águila que comía helado mientras esperaba
Federico Martín Bahamontes, también denominado “el Águila de Toledo” presumía de sus gestas y de las numerosas anécdotas de su carrera deportiva En su debut en el Tour en 1954, en una escapada, tuvo que parar y esperar al pelotón por una avería en la cima del col de Romeyere y aprovechó para comerse un cucurucho de helado.
5. Roger Walkoviak, o cómo defender la ventaja de las escapadas
Roger Walkowiak ha pasado a la historia por ganar el Tour de Francia de 1956, pero también por la forma de hacerlo, gracias a la renta conseguida en dos escapadas que supo mantener e, incluso, recuperar tras perder el maillot. Ganar un Tour a la Walkowiak, es sinónimo de esta circunstancia, y tenemos otros ejemplos cercanos, como el de Óscar Pereiro en 2006.
6. Eddy Merckx impone su ley en el Tourmalet
Eddy Merckx, “El caníbal” se considera el mejor ciclista de todos los tiempos, entre otras cosas por su ambición. La etapa pirenaica de Mourenx, en el Tour de Francia de 1969, fue la más espectacular de aquella ronda, que el ciclista belga ganó por primera vez con autoridad, atacando en el Tourmalet y llegando en solitario a la meta.
7. Greg LeMond gana el Tour de 1989 por solo 8 segundos
Greg LeMond ganó 3 tours a finales de 1980 y a principios de 1990, pero el más espectacular fue el de 1989, en un mano a mano con el francés Laurent Fignon. Todo se decidió en la etapa final, una contrarreloj en París en la que el estadounidense se impuso por 58 segundos, lo que le dio una ventaja final de solo 8 segundos, la más reducida de la historia del Tour.
8. Miguel Induráin ataca en el Tourmalet y consigue su primer amarillo
Miguel Induráin es el mejor ciclista español de todos los tiempos, y ganó 5 tours consecutivos, de 1991 a 1995, siendo el único cliclista en conseguirlo. Su primer maillot amarillo lo consiguió en el Tour de 1991, en la etapa pirenaica con final de Val Louron, atacando en el descenso del Tourmalet y llegando a meta junto a Claudio Chiappucci.
9. La épica de los modestos: Eros Polli y el Mont Ventoux en 1994
La victoria de un modesto puede generar la admiración de todos; esto sucedió con Eros Polli, gregario del Mercatone 1, en el Tour de 1994. El ciclista italiano atacó en zona llana tomando una gran renta, coronando en solitario el Mont Ventoux, y llegando a la meta de Carpentras tras 171 kilómetros de fuga ante los aplausos unánimes del público.
10. “El Pirata” Pantani manda en el Galibier en 1998
Hablar de un escalador combativo en el Tour a finales de la década de 1990 es hacerlo del “Pirata” Marco Pantani. Su única victoria en la general del Tour de Francia fue en 1998, y la consiguió de una forma brillante, atacando en el mítico Galibier y llegando a Les Deux Alpes como ganador y dueño de un maillot amarillo que ya no abandonó hasta París.