Foto: Decathlon AG2R La Mondiale
Luis Lamas tiene las manos curtidas por la mecánica. Unos dedos rudos, tiznados por la grasa y el aceite, pero que a la vez rezuman delicadeza. La delicadeza de quien ama su trabajo y conoce a fondo su materia prima: las bicicletas de competición del equipo equipo Decathlon AG2R La Mondiale, una de las sorpresas de la temporada por sus éxitos deportivos.
Antes de atender a los periodistas ha calibrado las 8 bicicletas con las que correrán los integrantes del equipo. No son tan conocidos como los Pogacar, Vingegaard, Evenepoel… pero aspiran a hacer un buen papel como equipo en el Tour y por qué no, llevarse alguna victoria de etapa gracias a alguna escapada.
Esto es el Tour de Francia, la mayor carrera ciclista del mundo y eso se nota. Aquí solo vienen los mejores, tanto deportiva como técnicamente hablando. Luis lleva 30 años trabajando de mecánico de alto nivel. Antes ha pasado por el Euskaltel-Euskadi, EF Education First, Israel Premier Tech… Ahora aplica su buen hacer técnico en el Decathlon AG2R La Mondiale.
“Esta es mi cuarta temporada y en los últimos años ha cambiado mucho la parte técnica”, explica tras poner la presión exacta a las ruedas de cada bicicleta. “Ya no vale cualquiera ya como mecánico. Hemos tenido que subir muchísimo el nivel de los mecánicos por los avances en aerodinámica, material, las ruedas y cubiertas, que entre ellas tenemos un montón de combinaciones”, explica mientras el resto del equipo ultima los detalles de las máquinas, pegatinas de avituallamiento incluidas.
Cada corredor tiene sus manías, sus especificaciones, sus preferencias… pero todos llevan 5 bicicletas. “Ahora mismo llevamos cada etapa tres bicis por ciclista, la que lleva el corredor en la etapa y una bici de repuesto en cada coche. También hay dos bicis de contrarreloj cada uno. En total son cinco bicicletas por corredor”. ¿Todas son iguales? “hay tres corredores que están probando un prototipo de una bicicleta más aerodinámica, la FCR, que son Sam Bennett, Felix Gall y Oliver Naesen”.
A pesar de que La mas nos comenta que “en otros equipos sí que hay ciclistas más raros, pero aquí no”, vemos como Bennett baja del autobús, metro en mano, para comprobar la altura de su sillín.
Hay quien es desconfiado por naturaleza.
El resto se fían del buen hacer de los mecánicos, aunque en realidad, de una etapa para la siguiente tampoco tienen que realizar grandes cambios. “No solemos dedicar mucho tiempo si no ha habido problemas”, explica Lamas. “La bici se lava, se revisa que vaya bien, que vayan bien las baterías y los frenos, que no se hayan doblado los discos (suelen apurar mucho la frenada y los frenos se calientan mucho y con un toque con otro se pueden llegar a doblar)”.
Entonces el día de descanso os lo tomáis de relax total, apunto. “¡Qué va!, cada día de descanso nosotros hacemos un mantenimiento integral para que luego el día a día sea mucho más rápido”. Incluso antes de la propia carrera el trabajo es esencial para luego ser más eficientes, explica Luis Lamas. “Antes del Tour les cambiamos las cintas del manillar, se pone cadena nueva, se ponen pastillas de freno nuevas… Se hace el mantenimiento, el eje pedalier, se desmontan, se montan los rodamientos, se mete grasa nueva…”, puntualiza. Lo que viene a ser dejarlas a punto para que no haya problemas graves en la carrera.
Este año el Tour ha incluido una etapa de sterrato. Un terreno donde la mecánica sufre mucho más y donde el papel de los profesionales técnicos puede ser mucho más decisivo. ¿Cómo os preparáis para una etapa de estas características? “Estamos ya acostumbrados a clásicas como Strade Bianche o París-Roubaix y la preparación para esa etapa es la misma que para esas clásicas. Para ese día traemos ruedas especiales. Al ser un equipo francés y tener el almacén cerca traemos 30-35 pares de ruedas para ese día, se les pone a los ciclistas una rueda de clásica de perfil de 45 con una cubierta de 30 y se les cambia en la bici de correr y en la de repuesto”.
Y durante la carrera, ¿tomáis alguna medida especial? Tenemos muchos puntos de control. A cada salida de cada tramo de sterrato hay una persona con bidones y con ruedas por si el corredor pincha, porque los coches van muy lejos. Es el mismo protocolo que usamos en las clásicas”, apunta Lamas.
Otro detalle que nos genera curiosidad es la presión de neumático que llevan los ciclistas en una etapa de esas características. Se baja bastante, pero no por ser ese día concreto, sino porque llevan una cubierta de 30, y la presión debe ser más baja. En los tramos de sterrato debes llevar una presión más baja pero luego también necesitas una alta presión para rodar en carretera”, explica.
Es decir, se debe llegar a un punto intermedio para que ruede bien en asfalto y también en grava.
La UCI está incluyendo cada vez más normas sobre cómo tiene que ser tanto las bicicletas como los distintos complementos que llevan los ciclistas. Muchos seguidores no entienden todas estas limitaciones, como por ejemplo el peso de las bicicletas. “Cuando entró la limitación de 6,8 kg y aún no había frenos de disco había veces que nos preocupábamos. Al final teníamos las bicis lastradas. Ahora con los frenos de disco no hay problema porque ya pesan más de 6,8 kg”.
Ahora las preocupaciones son otras. El dopaje tecnológico está en boca de muchos, aunque Lamas se muestra tajante. “No creo que aquí haya nadie que se le haya pasado por la cabeza ponerle un motor, un imán, un motorino, algo en las ruedas para que avance más.
Otra de las dudas es si realmente las bicis que llevan en el Tour marcan las diferencias entre un equipo y otro. O incluso si hay mucha diferencia con las que podemos llevar los usuarios de a pie. Nos contesta Lamas: “No hay mucha diferencia. SRAM tiene algunos desarrollos diferentes pero todos los equipos que montan Shimano montan lo mismo. 11-34 con 40-54 o 40-55. Luego ya entra la tecnología del fabricante con la aerodinámica, el cuadro que fabriques, el manillar… Pero la tecnología de los cambios son muy similares”, explica.
Entonces, ¿qué porcentaje del éxito se le puede atribuir a un mecánico en los triunfos de los corredores?. “Somos importantes sí, pero no imprescindibles. Podríamos decir que tendríamos un 10-15% de parte del éxito”. ¿Y qué importancia tiene la bicicleta? Has trabajado con otras marcas y ahora lidias en tu día a día con Van Rysel? “Llevo 32 años en esto y esta es la mejor bici con la que he trabajado”.
Dentro del pelotón hay quien critica la labor del coche neutral de las carreras. El año pasado pudimos ir dentro del vehículo y conocer su importante labor, pero hay quien no le parece necesario. Al respecto Lamas nos cuenta que para él sí es un trabajo necesario e importante. “Es muy complicado su trabajo pero son necesarios”, explica. Y es que, como él mismo apunta, “la labor del coche neutral es muy complicada porque lo tienes que hacer bien para todos y eso es muy difícil”.
Respecto a la rapidez de los mecánicos del coche de Shimano se muestra muy comprensivo. “Cambian las ruedas muy rápido. No es como nosotros, que siempre trabajamos con la misma bici y si yo tardo 20 segundos en cambiar una rueda es lógico que ellos tarden 30, no están acostumbrados a cada bici”.
Pogacar está dando un recital en este Tour de Francia de modo que terminamos la entrevista con una pregunta casi personal que no podía faltar: ¿Cuál es su corredor preferido en la actualidad y de la historia? “De hoy por hoy no sabría decirte, pero de la historia sí, y es una chica: Joane Somarriba. Trabajé con ella y tenemos una relación muy buena”.