El ciclismo es uno de los deportes en los que más se cuida las dietas y los hábitos alimentarios. Todo está sometido a un escrutinio, pero nadie quita que los ciclistas también se puedan permitir de vez en cuando algún capricho.
Normalmente, cada conjunto del WorldTour tiene un equipo con especialistas que se encargan de la nutrición de los ciclistas. Estos tienen un trabajo clave y complejo para el rendimiento de los corredores. Pero, quién le iba a decir al chef del INEOS Grenadiers, James Forsyth, que con Filippo Ganna iba a tener más trabajo.
Forsyth asegura en conversación con Geraint Thomas en el podcast del galés, como Ganna “suele tener un plan de nutrición, pero cuando es un día importante se come 300 g de pasta. Igual pide un segundo plato”.
Los ciclistas son también humanos con debilidades como el italiano. “Si ve un tarro de chocolate para untar en la mesa, no puede contenerse y a veces solo tarda dos o tres días en acabarse un tarro lleno“. El chef argumenta que al ciclista le gusta especialmente el chocolate italiano para untar ‘Nocciolata’, porque es más sano y mejor que la Nutella.
Pero, según Thomas, esto no es ningún inconveniente para un ciclista de élite, “cuando eres tan grande y quemas tantas calorías, necesitas muchas para mantener el motor en marcha”.
Evolución progresiva
Dejando de lado esta anécdota, el chef explicaba como se trataba al principio la alimentación en el INEOS: “Cuando me uní al equipo, no se trataba en absoluto de pesar la comida. Como corredor solamente tenías que sentarte en el buffet y hacer tu plan”.
Aunque durante los últimos tres años la situación ha cambiado y “se ha empezado a mirar plato a plato. Ahora nos preocupamos mucho más por la nutrición de forma individual”.
