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Induráin no haría esto

Publicado por
Roberto Varona
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Nadie esperaba que Tadej Pogacar atacase en el Col du Nayer. Ni siquiera él mismo. “No sé ni por qué he atacado”, admitió. Pero lo hizo.

En el fondo, lo sabe mejor que nadie: es tan superior al resto que puede permitírselo. “Me estaba gustando la subida y quería probar mis sensaciones, mis piernas, para ver si en la tercera semana seguían siendo buenas”, reconoció el esloveno tras finalizar la etapa.

Y es que le gusta mostrar esa superioridad. Demostrar que está fuerte para lo que queda.

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Porque ayer no era su día. No necesitaba atacar. El protagonismo debería haber recaído en otros corredores. En Vingegaard y Evenepoel, quienes aspiran al segundo puesto en la clasificación general. O en el propio Carapaz, que se ha estrenado como ganador de etapa en el Tour.

Sin embargo, Pogacar es así. Inconformista, insaciable. Siempre quiere ser el actor principal; los papeles secundarios no son lo suyo.

Y nosotros, como no puede ser de otra manera, debemos darle las gracias.

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Nos ha animado un Tour en el que disfrutamos cada etapa. En el Galibier, en el Tourmalet o en Plateau du Beille. Ahí ha estado el esloveno. Atacando. Siempre con ganas de más.

Así lo demostró en la primera etapa de los Alpes, donde dejó -si no lo estaba ya- sentenciado un Tour de Francia en el que da la sensación de que siempre ha tenido todo bajo control.

Ahora, seguro que volveremos a ver a Pogacar mover la carrera. Como ha hecho siempre.

Y nosotros, una vez más, le daremos las gracias.

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Roberto Varona