Foto: A.S.O./Aurélien Vialatte
La París-Niza es una de las carreras más míticas e importantes del calendario ciclista profesional, además de considerarse una especie de antesala del Tour de Francia.
Pues bien, esta 82ª edición de la carrera que se celebrará entre el 3 y el 10 de marzo y que ha sido presentada este mismo martes en Versalles, parece que será más que nunca un fantástico aperitivo del Tour.
Sus 1.219 kilómetros repletos de zonas perfectas para que cuajen escapadas, espectaculares puertos (como los de Mont Brouilly y La Colle-sur-Loup, ambos cancelados en 2016 y 2023 debido a las inclemencias del tiempo) y una contrarreloj por equipos de casi 27 kilómetros prometen hacer las delicias de los aficionados a las dos ruedas.
Esta mezcla de montaña, llano, contrarrelojes, es uno de los puntos clave de la carrera. “Con el tiempo, hemos encontrado una fórmula equilibrada que ofrece algo para todos, conciliando al mismo tiempo los intereses de la carrera con la seguridad de los corredores”, ha resumido el exciclista François Lemarchand.
Una de las novedades del año pasado se mantendrá en esta edición de 2024. En los alrededores de Auxerre se celebrará una contrarreloj por equipos más corta (26,9 km) pero con más sube y bajas, sobre todo en el tramo final, lo que debería ofrecer más oportunidades tácticas para los equipos.
Al igual que el año pasado el equipo tendrá el tiempo del primer corredor.
El cuarto día de carrera llegará uno de los platos fuertes de la ronda. Los corredores tendrán que subir el Mont Brouilly, un puerto corto pero duro, que no pudo acoger la carrera en 2016 debido a la nieve. Además no lo subirán una vez, sino dos.
En total, ese día, los ciclistas superarán 3.300 metros de desnivel, pues deberán subir también otros puertos como el Col du Fut d’Avenas, a unos 20 kilómetros de la meta, o el exigente Col de Durbize.
En 2023 los ciclistas no pudieron subir el Colle-sur-Loup debido al fuerte viento. Sin embargo los organizadores han decidido incluirlo en 2024.
Esa etapa, que comenzará en Sisteron, dará una tregua de 70 kilómetros de llano para luego enganchar varios puertos seguidos para teminar en Colle-sur-Loup, donde se espera que los corredores afilen las espadas para conseguir la victoria final en un puerto muy exigente.
Los últimos días serán muy parecidos al trazado marcado en el Tour de Francia. El sábado los ciclistas subirán a Colmiane y se dirigirán a Isola 2000, para luego desviarse hacia Auron, donde la estación de esquí ofrecerá un ascenso constante de poco de unos 7 km y con pendientes máximas del 9%.
Probablemente esta sea la última oportunidad de luchar por el liderazgo final.
Y por último, la etapa del domingo sigue en parte el recorrido de la última contrarreloj del Tour 2024, en particular con una breve subida al Col d’Èze. Eso sí, el descenso a Niza después de cruzar el Chemin du Vinaigrier es mucho más corto, con el final de la subida a sólo 9 km de la meta en la Promenade des Anglais.