Los milagros existen. Pero Luis Ángel Maté, a los 40 años, ha vuelto a ganar una etapa de la Vuelta a Portugal tras una fuga con once corredores. Después de doce años, se repitió el milagro. Y El Lince volvió a reencontrarse con el triunfo.
Porque ganar nunca es fácil. Sin embargo, Maté, a su edad, se impuso en la subida final adoquinada de Guarda (3,2 km al 6,2%), tal y como hizo el año pasado. Porque la experiencia en su caso todavía marca diferencias. Reales como la vida misma.
El Lince logró así el que es el cuarto triunfo de su larga carrera tras una etapa en el Tour de San Luis argentino en 2011, otra en la Ruta del Sur francesa en 2012 y una más en la Vuelta a Portugal del año pasado.
Luis Ángel Maté, por encima de todo, representa una forma de ser distinta, única.
Tal y como explicó en una entrevista con BICIO, él enfoca su profesión desde lo más natural: “Hay que ser un poco loco para ser ciclista o, más bien, loco de remate. Le diría más. He comprobado que la locura no tiene vacuna después de tantos años de profesional. De otra forma no aguantarías. Cualquiera que haya estado en el pelotón sabe de lo que hablo”.
La realidad es que a los 40 años sigue ahí. Y sin fecha de caducidad. “Mi motivación no corre peligro”, asegura él. Un ciclista que no sólo utiliza la bicicleta para trabajar sino también como medio de transporte, hasta para hacer los recados. “No tengo ni coche”. Porque además es un hombre comprometido con los demás. “Yo sólo voy al pequeño comercio”.