El Camino de Santiago es un recorrido que suma adeptos cada año. Una de las fórmulas que más popularidad está adquiriendo en los últimos tiempos es la de recorrer alguna de las Rutas Jacobeas a dos ruedas, una experiencia que es totalmente diferente a la misma vivencia transitada a pie. Para los amantes del ciclismo, no hay lugar a dudas, se trata de una cita obligada a la que hay que acudir tarde o temprano, con la certeza de que se querrá volver a repetir. A continuación, se presentan algunos consejos para que todo vaya sobre ruedas en esta ruta sin igual.
Tipo de bicicleta más recomendable para el Camino de Santiago
La primera decisión para empezar con buen pie la planificación del Camino de Santiago en bici es elegir el tipo de bicicleta más apropiado. En este sentido, en buena medida va a depender de las preferencias del peregrino en cuanto al viaje que quiera realizar.
Buena parte de las Rutas Jacobeas se pueden rodar por asfalto, utilizando las carreteras próximas al Camino, por este motivo, es posible hacerlo con una bicicleta de carretera. No obstante, aunque sea una opción viable, no es la más recomendable, sobre todo si se pretende seguir el trazado original.
En este sentido, lo más acertado es elegir una bici de montaña con una buena suspensión. Asimismo, existe la posibilidad de utilizar una bicicleta híbrida, algunas de ellas están disponibles para alquiler y han sido adaptadas para el Camino de Santiago, son versátiles tanto para la carretera como para los terrenos más escabrosos.
Si se cuenta con una bicicleta de montaña, bastará con hacerle una buena puesta a punto. Si se va a optar por el alquiler de una específica para esta aventura, se puede valorar la opción de una híbrida.
La mejor época para hacer el Camino en bici
Según las estadísticas de la Oficina del Peregrino, la mayoría de aquellos que deciden hacer alguna de las Rutas Jacobeas en bici eligen los meses que van desde mayo a septiembre para evitar las lluvias frecuentes que se dan el resto del año. Una buena opción sería, en cualquier caso, evitar los meses más duros del invierno, así como julio y agosto por las elevadas temperaturas. Mayo, junio y septiembre se presentan como excelentes opciones.
Qué Ruta Jacobea elegir
El Camino Francés es el más popular, y no es diferente en el caso de las bicicletas. Es sin dudas el más transitado, el que cuenta con más servicios y el mejor señalizado, especialmente recomendadle para quienes se inician en esta aventura por primera vez.
La Ruta del Norte, por su parte, cuenta con una belleza inigualable, aunque el recorrido es de mayor dureza. Las preferidas en cuanto a facilidad para recorrerlo en bici son el Camino Portugués y la Vía de la Plata, por contar con un firme bastante regular que presenta escasos desniveles.
¿Qué llevar al Camino de Santiago en bici?
Hay que afrontar el Camino de Santiago lo más ligero posible de equipaje, no obstante, hay imprescindibles que no pueden faltar, como son el casco, ropa transpirable y adaptada a la bicicleta, calzado que se adapte a los pedales de la bici, alforjas, luz y reflectantes, así como un kit de herramientas y parches para las ruedas.
Asimismo, es importante llevar la documentación personal, un kit de primeros auxilios, dispositivo móvil para poder llamar en caso de incidencia, así como los accesorios personales (toallas, saco de dormir, cepillo de dientes, jabón, etc.). Hay que ajustarse el ir descartando lo que no sea esencial, intentando no superar nunca la barrera de los 15 kg.
Dónde dormir
Al igual que para aquellos peregrinos que hacen el Camino a pie, para vivir la experiencia en su máximo expresión, lo más aconsejando es hospedarse en los albergues. Se trata de una de las partes más enriquecedoras del Camino, aportándole un toque único, mágico y humano a la experiencia.
En esos lugares no solo se duerme, sino que se convive con otros peregrinos, se comparten vivencias y se conoce gente de todo el mundo, a veces se forjan amistades que duran para toda la vida.
Un detalle a tener en cuenta es que, hasta las 20 horas, quienes hacen el Camino a pie tienen preferencia para hospedarse en los albergues sobre aquellos que lo hacen en bici, ya que estos últimos pueden recorrer una distancia mayor en menos tiempo y tienen más facilidad para buscar alojamiento en otro albergue de forma más rápida.
Contratar un seguro de viaje
Por último, es recomendable que para cualquier tipo de viaje se esté cubierto con un seguro de viajes que garantice la tranquilidad ante cualquier incidente. En el caso del Camino de Santiago no es diferente, y las coberturas básicas que debe incluir son asistencia en carretera, responsabilidad civil, robo, asistencia sanitaria y gastos médicos, gastos de rescate y salvamento, reclamación de daños y asistencia legal.
