Hoy es felicidad y esperanza. Santiago Buitrago está décimo en la general del Tour y dando la cara. Como dice él, “con sangre en la boca”.
Tiene 25 años y debuta en el Tour como líder de Bahrain y como principal recurso de un país que ama el ciclismo: Colombia.
Tiene suficiente experiencia en Europa. Ha hecho muy buenas clásicas. Ha ganado dos etapas en el Giro de Italia y ha sido décimo en la Vuelta a España 2023. Por eso Colombia estaba deseando verlo en el Tour porque sabe de su capacidad para sufrir y levantarse.
No hay mas que recordar su pasado. Cuando ya había dado el salto a Europa con el equipo Team Cinelli en 2018, tuvo un accidente que lo dejó en coma durante ocho días tras chocar frente a un coche.
Sufrió un trauma craneoencefálico y cuando despertó estaba completamente desorientado. Él recuerda que despertó en un hospital “con un cuello ortopédico” y que del golpe tan fuerte perdía el conocimiento continuamente.
“No me ubicaba. Solo le conté a mi papá y hermanos, no quería preocupar a mi mamá. Estuve en casa 15 o 20 días sin moverme. No podía salir de mi cuarto porque daba miedo de que me saliera de la casa y me perdiera”.
Pero aquello ya es historia. Han pasado seis años en los que Santiago Buitrago ha logrado su objetivo de consolidarse en Europa.
El Tour le está dando la razón. Como acepta él, sin prisa pero sin pausa. Todo empezó en 2020 cuando disputó la primera grande: la Vuelta a España.
Desde entonces, ha progresado muchísimo. Ahora está a tope de moral y deseando que lleguen los Alpes para volver a escribir las mejores gestas del ciclismo colombiano.
Mientras se sigue esperando a Egan Bernal, él es la mejor esperanza.
