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Yuki Kawauchi, el administrativo leyenda del maratón

¿Cuántos maratones consideráis que un atleta debe correr en un año?

Más o menos, sabemos lo que nos vais a responder. Por norma general, como mucho dos. Pues bien. Lo que ahora os vamos a contar echa por tierra totalmente todo lo que la fisiología y la lógica han sembrado durante tantos y tantos años.

“Tras correr veintiuno, ahora puedo decir, absolutamente convencido, lo divertido que puede ser correr un maratón”

(Yuki Kawauchi, tras conseguir su mejor marca personal en maratón hasta la fecha, 2h08:14, en Seúl, el 17 de marzo de 2013. Finalizó 2014 con 21 maratones más en sus piernas, para un total de 43 en su carrera deportiva).

Yuki Kawauchi es un atleta japonés, nacido el 5 de marzo de 1987 en Setagaya, uno de los ‘barrios especiales’ (distritos, por así decirlo) en los que se organiza la ciudad de Tokyo. De físico enjuto y menudo (1’72m, 60 kgs), decide muy pronto vivir a fondo su pasión, tras haberse enamorado del atletismo desde bien niño, en gran medida por la insistencia de su madre. Pese a mostrar talento ya desde edades tempranas, siempre desechó la idea de enrolarse en club alguno, como es habitual que ocurra desde corta edad en el país del Sol Naciente, prefiriendo disfrutar del atletismo por su cuenta.

Pronto entiende y asume que la larga distancia resulta ideal para sus características y prestaciones, y decide no perder el tiempo: debuta en media maratón en noviembre de 2008 con un magnífico registro de 1h03:22, pero ya con el maratón en el horizonte. Su debut en la distancia de Filípides se produce en enero de 2009, en Beppu-Öita, disputado entre las ciudades del mismo nombre, que tiene lugar en la isla japonesa de Kyushu. Su marca, 2h19:26. Solamente un mes después, decide buscar la reválida en el prestigioso maratón de Tokyo, rebajando su plusmarca personal en más de un minuto, 2h18:18. Pero no contento con ello, termina el año en diciembre con otra rebaja en el maratón de Fukuoka, deteniendo el crono en 2h17:33. Tres maratones en un mismo año natural es un hecho que, ya de por sí, resulta complicado para un profesional. No digamos para un atleta amateur. Automáticamente, Kawauchi se convierte en la ‘comidilla’ de los iniciados.

Llegamos al año 2010, y aquí es donde el nombre de Yuki Kawauchi comienza a sonar con insistencia y habitualidad. En febrero, termina 4º en el maratón de Tokyo, con una impresionante marca de 2h12:36, a sólo 17 segundos del ganador, su compatriota Masakazu Fujiwara. En ese momento, Kawauchi pasa de ser un atleta amateur con muy buenos registros a llamar la atención de varios equipos profesionales que se ponen en contacto con él para contratarlo. Kawauchi, fiel a sus principios, prefiere continuar corriendo a su manera, rechazando todas y cada una de las numerosas ofertas que llaman a su puerta.

Y es en 2011 cuando, definitivamente, nuestro protagonista comienza a serlo de verdad, ya casi a nivel mundial. En su tercera participación consecutiva, alcanza el fantástico registro de2h08:37 en el Maratón de Tokyo, tercero y primer nipón, dando un zarpazo tremendo, de casi 4 minutos, a su mejor marca personal. Se trataba del mejor registro de un japonés desde que Satoshi Osaki consiguiera un segundo menos en Otsu, en 2008. Con ello, Kawauchi conseguía, automáticamente, clasificarse para el Mundial de Daegu. Como “preparación”, compite en verano en la Ultramaratón de Okinoshima, de 50 kilómetros, donde se ve obligado a abandonar por un golpe de calor.

En la prueba mundialista, disputada el 4 de septiembre, Kawauchi terminaba en un meritorio 18º puesto, con una marca de 2h16:11, contribuyendo a que Japón consiguiera la plata por equipos. Y de nuevo, no contento con ello, llevaría a cabo una verdadera gesta, que sellaba su presencia en los mentideros de todo el mundo atlético. El 4 de diciembre acaba tercero en el maratón de Fukuoka, con 2h09:57, y sólo dos semanas después, en Hofu, concluye segundo con 2h12:33. Posteriormente, reconocería que sería el cansancio acumulado lo que le impediría salir vencedor en Hofu (¡!).

Continuamos cronológicamente con su trayectoria en 2012. Comienza el año consiguiendo la que es hasta hoy su mejor marca personal en media maratón, 1h02:18 en Marugame. A partir de ese momento, Kawauchi es de la partida durante el año en nueve maratones, de los que gana cinco (Kasumigaura, Hokkaido, Sydney, Chiba Aqualine y Hofu), y en seis medias maratones, incluyendo la del Campeonato del Mundo de la disciplina, en la ciudad búlgara de Kavarna, concluyendo en 21ª posición). Además, y por si fuera poco, retorna a la Ultramaratón de Okinoshima, venciendo sobre los 50 kms en 2h51:45. En el caso de su victoria en Hofu, repite la gesta del año 2011, habiendo terminado en sexta posición sólo dos semanas antes en Fukuoka, donde conseguía curiosamente, con 2h10:29, su mejor marca del 2012.

Sin embargo, no iba a poder conseguir su gran objetivo del año: la participación en los Juegos Olímpicos de Londres. Sin embargo, demostró, con unos excelentes registros en pista (mejores marcas personales), su gran estado de forma, al correr un 1.500m en 3:50.51, y, en el mismo meeting, el de la Universidad de Nittai, un 5.000m en 13.58.62. En total, en 2012, la increíble cifra de 30 carreras disputadas.

En 2013, Kawauchi, asiduo de portadas y auténtico ídolo de masas en Japón, es invitado como gran estrella del Egyptian Marathon, disputado en El Cairo el 18 de enero. Al llegar al aeropuerto, Yuki se da cuenta de que ha olvidado el pasaporte y pierde el vuelo, con lo que, sin temblarle el pulso, se acerca al mostrador de Qatar Airways y compra un nuevo billete, por valor de unos 7.000 euros, abonados de su propio bolsillo. A pesar del tortuoso viaje, con escala en Doha incluida, gana la prueba y establece un nuevo récord de la misma.

Dos semanas después, en otra de esas hazañas inexplicables, consigue su mejor marca en maratón hasta ese momento, 2h08:15, venciendo en Beppu-Öita, registro que consiguió rebajar en un segundo en marzo, en el maratón de Seúl (2h08:14), y que mantiene hasta hoy como mejor marca personal. En agosto, concluía 18º en el maratón del Mundial de Moscú, repitiendo el puesto conseguido en Daegu dos años antes.

En total, en 2013, treinta y siete competiciones disputadas. Refiriéndonos exclusivamente a maratones, 28 en 4 años. Tremendo.

Lo más curioso es que va a más. En 2014, año en el que ha cumplido los 27, el amateur más famoso del mundo ha competido en 41 ocasiones. De sus quince participaciones en medias maratones, ha obtenido seis victorias. Y sus prestaciones en los 42.195 metros, monstruosas. 13 maratones. 8 victorias, siete de ellas con récord de la prueba (a una media de 2h12:42, según la estadística elaborada por el experto Joaquín Carmona Torre). Su mejor marca del año, 2h09:36 en Hamburgo, el 4 de mayo, donde finalizaba en noveno lugar, primer no africano. Además, por si fuera poco, dos carreras de 10 kilómetros (una de ellas, la Cursa dels Nassos, el último día del año, por las calles de Barcelona), una de 20 kilómetros, dos de 30 kilómetros, y de nuevo el ultramaratón de Okinoshima (50 kilómetros).

yuki kawauchi
Llegada de Kawauchi en la Cursa dels Nassos (Barcelona) Foto: JJVICO

Hasta el 26 de abril, tiene cerrada su participación en cinco maratones más.

Poco a poco, os hemos ido contando las hazañas de este atleta desde sus primeros años hasta la actualidad. Sin embargo, sus marcas y carreras no serían tan sumamente llamativas si no fuera por varios hechos que hacen de Yuki un atleta absolutamente excepcional.

Como ya hemos comentado, Kawauchi ha ido rechazando una tras otra las ofertas que le han ido llegando de diferentes clubs, tras sus magníficos resultados. Siempre ha preferido competir por su cuenta, y disfrutar de esa manera de su pasión. Pese a que la escuela japonesa siempre ha sido una referencia en el mundo del atletismo de larga distancia, y sus entrenamientos siempre han supuesto un verdadero enigma por su utilización casi desmesurada de la lógica ‘lydiardiana’, Kawauchi no ha hecho sino desmarcarse del mito nipón: tras años de creencia de que el atleta y la escuela japonesa han sido los auténticos abanderados de las grandes ‘kilometradas’, Kawauchi se maneja con una media de 150 kilómetros semanales, 600 mensuales (cuando la escuela japonesa, por norma general, ha funcionado tradicionalmente con kilometrajes muchísimo más elevados, entre 250 y 270 semanales, 1.000 mensuales). Yuki sigue por convencimiento un sistema que podría incluso considerarse ciertamente rudimentario y primitivo, con una única sesión diaria de mañana, a diferencia de la inmensa mayoría de los profesionales, que realizan dos, y en ocasiones, hasta tres sesiones cada día: semanalmente, dos días de rodaje, entre 80 y 100 minutos a ritmos lentos (5:00/km), un día de series (por lo general los miércoles), un día de rodaje largo por montaña, dos días de rodaje suave, y el domingo la competición. Primitivo, como decimos, pero obviamente, en su caso, muy efectivo.

Tomó la determinación de auto-entrenarse al no ser capaz de adaptarse al ritmo de entrenamientos de la escuela secundaria, siendo a partir de ese momento totalmente autodidacta y elaborando sus propios planes. Kawauchi ha manifestado en varias ocasiones que la experiencia acumulada durante todos estos años le ha permitido darse cuenta de las mejores maneras de recuperarse tras sus desmedidos esfuerzos. Baños de contraste, acupuntura, y los llamados “Onsen”, baños termales típicos de Japón, son sus principales sistemas de recuperación tras la batalla.

Todo esto no sería especialmente llamativo si no fuera por una razón vital: Kawauchi trabaja, de lunes a viernes, de 12:45h a 21:15h, como funcionario administrativo en la Kasukabe High School, en la Prefectura de Saitama. Curiosamente, y pese a que ofertas no le faltan, ya ha manifestado en multitud de ocasiones que no quiere dejar su empleo. Costea los desplazamientos a las carreras de su propio bolsillo, y no dispone de patrocinador alguno. Sí que es cierto que, llegado a este punto, acude con un fijo de salida como invitado a muchas competiciones. De ahí el apodo por el que comenzó a ser conocido, “Citizen Runner”.

Para volar a Egipto en enero de 2013, como una de sus anécdotas más curiosas, anteriormente comentada, tuvo que desembolsar de su propio bolsillo unos 7.000 euros, cantidad que supone, aproximadamente, una cuarta parte de lo que Yuki cobra anualmente por su trabajo como administrativo.

Su correr, desasosegante por su obstinada agonía y su angustioso gesto, se ha convertido además en seña incuestionable de identidad, supliendo, según incluso sus propias palabras, la falta de entrenamiento y de recursos con una capacidad de sufrimiento fuera de lo común. No es extraño verlo desplomarse tras cruzar la meta, habiéndose dejado hasta la última gota de fuerza en el asfalto. Su imagen constante de titánica y agónica lucha, su búsqueda incesante y permanente de los límites, apretando los dientes, y cerrando los ojos, lo han convertido en un icono.

Y es que, en una sociedad con una tradición como la japonesa, en la que se admiran y respetan tanto valores tan significativos como el esfuerzo, el sacrificio, el trabajo, el tesón y la lucha por los objetivos, Yuki Kawauchi representa al auténtico héroe nacional, despertando además, como no podía ser de otra manera por sus constantes hazañas, que escapan a los límites del entendimiento, la admiración en todo el mundo.

“Mi motivación es divertirme. Para mi es lo más importante. No me motiva el dinero u otro tipo de recompensa material, sólo me pregunto si lo que hago me interesa o no. Cumplir un reto, por difícil que sea, ya es suficiente para mi”.

Por: www.soycobarde.com · @SoyCobarde2


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