Gracias, Dream Team

Los integrantes del Dream Team, con Johan Cruyff en el centro, durante el acto de homenaje celebrado en el Camp Nou en 1999

Los integrantes del Dream Team, con Johan Cruyff en el centro, durante el acto de homenaje celebrado en el Camp Nou en 1999 / sport

Xavi Torres

Xavi Torres

Pasó el homenaje. Los futbolistas disfrutaron del encuentro familiar y de la cena del día anterior. Sin embargo, se sintieron decepcionados con el partido del sábado. El formato, el rival, las prisas de última hora, los ejecutivos del club llamando jugadores... En enero de 2016, el presidente Bartomeu fue alertado por Julio Salinas de la necesidad de empezar a organizar el partido de homenaje al Dream Team ya que en mayo de 2017 (casi un año y medio después) se iban a cumplir los 25 de Wembley’92. Johan Cruyff, informado de los acontecimientos, se había mostrado especialmente interesado en el partido. “Los futbolistas se lo merecen”, dijo. Incluso se ofreció para la promoción. Hubo reuniones y conversaciones telefónicas con la mayoría de los miembros del Dream Team. Estaban ilusionados. Querían jugar. Desde el primer momento se habló de la Sampdoria, de una constelación de estrellas o, incluso, del Real Madrid.

Lamentablemente, en marzo, Cruyff dijo adiós. Este hecho motivó una nueva propuesta al Club. Además de homenajear al Dream Team y, ahora más que nunca a Johan, sería una excelente idea acompañarlos de los protagonistas del relato de estos últimos 25 últimos años de éxito, con los futbolistas de las otras cuatro Copas de Europa ganadas. Puyol sustituyendo a Koeman, Ronaldinho a Laudrup, Xavi a Pep... Messi, Piqué, Iniesta (los que pudieran asistir) y, finalmente, los niños de La Masia como guiño al futuro. El método y las estrellas. Y Cruyff. Con tiempo, una buena promoción y una buena hora para garantizar un Camp Nou lleno. Entradas baratas y, por supuesto, solidarias. Nadie ganaba un euro excepto aquellos que más lo necesitan. Incluso se apuntó la posibilidad de que los recogepelotas fueran niñas y niños con capacidades diferentes que practican deporte bajo el auspicio de la Fundación Cruyff. Pero no. En abril de 2016, un alto ejecutivo informó que en los actos de homenaje previstos no se contemplaba la posibilidad de montar un partido de fútbol. La excusa, dura de escuchar para Julio Salinas: “Es más exitoso un desfile de majorettes que un partido de veteranos gordinflones”. Nulo respeto, aunque posición coherente. Este equipo directivo –esta y la anterior junta– había cortado las relaciones (por ser generosos) con tantos futbolistas de esta generación que no tenía acceso a ellos. No tenía ni los números de teléfono ni, sobre todo, los sentimientos para ponerse a trabajar para ellos. Como no creían en la importancia de su gesta no imaginaron un acto como este.

La indignación fue tan grande que incluso se pidió precio para alquilar el Camp Nou para organizar el homenaje al margen del Barcelona. Josep Maria Bartomeu y el portavoz Josep Vives actuaron. Imaginaron el escándalo, reaccionaron y cambiaron de opinión. El partido, sí o sí. El vicepresidente Jordi Cardoner entró en acción. Propuso el partido del Dream Team como telonero del torneo Joan Gamper. El Dream Team, telonero. Y sin Guardiola, Koeman, Eusebio, Txiki, Zubizarreta, Alexanko y todos aquellos que trabajan en otros clubs. Eso sí, Cardoner imaginó un gran plan desde el club para atraer a sus amigos de las peñas. Fantástica idea.

Finalmente, el club asumió el compromiso de montarlo todo sin la ayuda de nadie más y sin apenas tiempo. Le encargó la convocatoria de jugadores a José Mari Bakero y se ocupó de todo lo demás, eso sí, con la fecha inicialmente propuesta. Trajo a sus compañeros a pesar de que solo él sabe lo que le ha costado. Y se lo pasaron bien. O mejor dicho, muy bien. ¡Bravo por Bakero! Hay quien cree que ni él, ni Johan Cruyff ni el resto del Dream Team se merecen un homenaje hecho deprisa y corriendo con el resultado de un campo vacío (un día después, el Real Madrid llenó el Bernabéu para ver a sus veteranos). Hay quien piensa que todo ha servido para que algunos se hayan limpiado la conciencia. Y también hay quien está convencido de que el sábado todo fue maravilloso. Contra gustos…