cuadro asequible para el suizo

Roger Federer, contra el maleficio del número uno

Nunca la primera raqueta del tenis mundial ha conseguido vencer en unos Juegos Olímpicos desde Seúl 1988, cuando el tenis volvió a ser un deporte olímpico

David Boti

Otro reto aún más importante si cabe es el que le ha sido otorgado al suizo Roger Federer. Actual número uno del mundo, llega a Londres con el objetivo de cerrar el círculo vicioso del tenis. Sú último título, el que más desea desde hace años: el oro olímpico. 

Para un tenista que lo ha conseguido prácticamente todo en su carrera a nivel individual -le falta todavía ganar la Copa Davis-, no hay mayor reto que el de conseguir proclamarse el mejor en unos Juegos Olímpicos. 

La sed de victoria de Federer parece no tener límites pero, en esta ocasión, las estadísticas no juegan de su lado. Desde Seúl 1988, cuando el tenis volvió a convertirse en deporte olímpico -tras desaparecer en París 1924-, nunca un tenista, en la modalidad masculina, que ha llegado a los Juegos Olímpicos con el número uno mundial ha sido capaz de colgarse el ansiado oro.

En Pekín 2008, consiguió el oro olímpico en la modalidad de dobles junto a su compatriota, Stanislas Wawrinka. En esta ocasión lo quiere, más que nunca, en la modalidad individual. Es su último tren. Y Federer lo sabe -aunque admita su deseo de estar en Río 2016-.

Ganó en las mismas instalaciones donde se disputará la competición olímpico su último Wimbledon, el que le hizo eterno. En esta ocasión, en Londres 2012, Federer afrontará el reto de romper con la estadística, de romper con el maleficio del número uno.