El jugador se exigió mucho ante el ritmo intenso del rival y acabó desfondado

Abidal acabó exhausto

El francés no salió en la segunda parte solo por unos problemas físicos sino que estaba literalmente fundido tras un esfuerzo hercúleo

Javier Miguel

Eric Abidal ya empezó a darse cuenta el pasado sábado de los límites que tiene a partir de ahora su cuerpo tras superar un tumor y ser trasplantado del hígado. El Athletic de Bilbao, un equipo que plantea duelos de uno contra uno permanentes y máxima intensidad en los noventa minutos, era un plato, sin duda, mucho más exigente que el de la pasada jornada ante el Levante en el Camp Nou, donde el francés pudo completar el partido sin aparentes síntomas de fatiga.

En esta ocasión, el esfuerzo que tuvo que hacer el defensa fue mayúsculo y evidentemente acabó pagándolo en sus propias carnes. Tras 45 minutos en los que Abidal mantuvo la compostura, jugando como central izquierdo y haciendo pareja con Piqué, el jugador acabó no saliendo ya tras el descanso, saltando al campo Adriano para cubrir su ausencia en el eje de la defensa.

El parte oficial que remitió el club para explicar su baja era que Abidal sufría una sobrecarga en el gemelo de la pierna derecha y que esos problemas musculares le impedían continuar sobre el campo. Evidentemente no dudamos de esos problemas físicos, pero la verdad es que esas molestias musculares eran más bien el efecto que no la causa del problema.

Y es que, según ha podido saber SPORT, Abidal finalizó la primera parte totalmente exhausto, desfondado y con claros síntomas de fatiga tras haberse tenido que romper los cuernos con De Marcos y Muniaín. Los médicos constataron en el seno del vestuario que era contraproducente que saltara tras el descanso porque su capacidad de recuperación no es la misma que la de un jugador profesional de elite. Por eso se decidió darle descanso, aunque seguramente también porque empezó a notar calambres en sus piernas, víctimas del esfuerzo sobrehumano que está haciendo el jugador para volver a sentirse futbolista.

Todo esto no resta méritos a la gran hazaña que ha sido capaz de afrontar Abidal, demostrando a los muchos que creían que no podría volver a jugar que estaban más que equivocados. Otra cosa es que pueda recuperar la dinámica natural de un jugador de elite, con dos partidos como mínimo a la semana. Aquí las dudas todavía acechan a su persona. De ahí se entiende la prudencia con que el cuerpo técnico está abordando su situación, descartando pronunciarse aún por la conveniencia o no de una renovación -Abidal finaliza contrato el próximo 30 de junio- y posponiendo la decisión final cuando finalice la temporada y se pueda realizar la valoración global conveniente.

Está claro que a día de hoy Abidal no está dispuesto a colgar las botas y que su mayor deseo es seguir jugando al fútbol, por lo que la decisión más lógica sería abrirle las puertas para que pueda decidir sobre su futuro, aunque teniendo muy claro que la exigencia de un futbolista del Barcelona es máxima y que en ningún caso le podrían garantizar continuidad ni minutos la próxima temporada.

En todo caso, los desinformados pueden seguir mostrando su ignorancia sobre sus pequeños atriles.